III. Alfonso X no utilizó el «Toledano romanzado»

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INTRODUCCIÓN*

La Estoria de España de Alfonso X, a pesar de haber quedado inacabada,[1] revolucionó completamente la historiografía medieval española. La nueva concepción enciclopédica de la historia y la idea de hacer de España, del solar hispánico, el sujeto de la historia, quizá no fueron bien comprendidas por las generaciones siguientes; pero la decisión de abandonar el latín y entronizar como lengua de una nueva cultura laica el «castellano drecho» fue un paso decisivo en el proceso de secularización y vulgarización de la historia nacional; desde entonces la historiografía dejó de estar confinada a un público restringido de eruditos para convertirse en la rama más viva de la cultura medieval española.[2]

Sin embargo, la compilación alfonsí nunca llegó a anular completamente a su fuente estructural más importante, al conjunto de historias escritas en latín por el arzobispo de Toledo don Rodrigo Ximénez de Rada. La «Opera histórica» del Toledano, no sólo continuó copiándose con notable frecuencia a finales del siglo XIII y aún en el siglo XIV, sino que fue romanceada varias veces por traductores independientes. De esta forma, la más ambiciosa, elegante y prestigiada historia latina de la escuela castellano-leonesa de historiadores eclesiásticos vino a ser incorporada a la corriente vulgarizadora de la historiografía alfonsí.

NOTAS

* Extraído de «El Toledano romanzado y las Estorias del fecho de los godos del s. XV», publicado en Estudios dedicados a James Homer Herriott, Universidad de Wisconsin, 1966, pp. 9-102. Procede de las pp. 9-31 (Introducción y Parte I).


  1. D. Catalán, «El taller alfonsí». [Reed. en el cap. II del presente libro.]
  2. D. Catalán, «Poesía y novela». [Reed en el cap. VI del presente libro.]

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