El calabozo. Sótano mal alumbrado por una candileja. En la sombra se mueve el bulto de un hombre. Blusa, tapabocas y alpargatas. Pasea hablando solo. Repentinamente se abre la puerta. MAX ESTRELLA, empujado y trompicando, rueda al fondo del calabozo. Se cierra de golpe la puerta.
MAX
¡Canallas! ¡Asalariados! ¡Cobardes!
VOZ FUERA
¡Aún vas a llevar mancuerna!
MAX
¡Esbirro!
Sale de la tiniebla el bulto del hombre morador del calabozo. Bajo la luz se le ve esposado, con la cara llena de sangre.
EL PRESO
¡Buenas noches!
MAX
¿No estoy solo?
EL PRESO
Así parece.
MAX
¿Quién eres, compañero?
EL PRESO
Un paria.
MAX
¿Catalán?
EL PRESO
De todas partes.
MAX
¡Paria!… Solamente los obreros catalanes aguijan su rebeldía con ese denigrante epíteto. Paria, en bocas como la tuya, es una espuela. Pronto llegará vuestra hora.
EL PRESO
Tiene usted luces que no todos tienen. Barcelona alimenta una hoguera de odio, soy obrero barcelonés, y a orgullo lo tengo.
MAX
¿Eres anarquista?
EL PRESO
Soy lo que me han hecho las Leyes.
MAX
Pertenecemos a la misma Iglesia.
EL PRESO
Usted lleva chalina.
MAX
¡El dogal de la más horrible servidumbre! Me lo arrancaré, para que hablemos.
EL PRESO
Usted no es proletario.
MAX
Yo soy el dolor de un mal sueño.
EL PRESO
Parece usted hombre de luces. Su hablar es como de otros tiempos.
MAX
Yo soy un poeta ciego.
EL PRESO
¡No es pequeña desgracia!… En España el trabajo y la inteligencia siempre se han visto menospreciados. Aquí todo lo manda el dinero.
MAX
Hay que establecer la guillotina eléctrica en la Puerta del Sol.
EL PRESO
No basta. El ideal revolucionario tiene que ser la destrucción de la riqueza, como en Rusia. No es suficiente la degollación de todos los ricos. Siempre aparecerá un heredero, y aun cuando se suprima la herencia, no podrá evitarse que los despojados conspiren para recobrarla. Hay que hacer imposible el orden anterior, y eso sólo se consigue destruyendo la riqueza. Barcelona industrial tiene que hundirse para renacer de sus escombros con otro concepto de la propiedad y del trabajo. En Europa, el patrono de más negra entraña es el catalán, y no digo del mundo porque existen las Colonias Españolas de América. ¡Barcelona solamente se salva pereciendo!
MAX
¡Barcelona es cara a mi corazón!
EL PRESO
¡Yo también la recuerdo!
MAX
Yo le debo los únicos goces en la lobreguez de mi ceguera. Todos los días, un patrono muerto, algunas veces, dos… Eso consuela.
EL PRESO
No cuenta usted los obreros que caen…
MAX
Los obreros se reproducen populosamente, de un modo comparable a las moscas. En cambio, los patronos, como los elefantes, como todas las bestias poderosas y prehistóricas, procrean lentamente. Saulo, hay que difundir por el mundo la religión nueva.
EL PRESO
Mi nombre es Mateo.
MAX
Yo te bautizo Saulo. Soy poeta y tengo el derecho al alfabeto. Escucha para cuando seas libre, Saulo. Una buena cacería puede encarecer la piel de patrono catalán por encima del marfil de Calcuta.
EL PRESO
En ello laboramos.
MAX
Y en último consuelo, aun cabe pensar que exterminando al proletario también se extermina al patrón.
EL PRESO
Acabando con la ciudad, acabaremos con el judaísmo barcelonés.
MAX
No me opongo. Barcelona semita sea destruida, como Cartago y Jerusalén. ¡Alea jacta est! Dame la mano.
EL PRESO
Estoy esposado.
MAX
¿Eres joven? No puedo verte.
EL PRESO
Soy joven. Treinta años.
MAX
¿De qué te acusan?
EL PRESO
Es cuento largo. Soy tachado de rebelde… No quise dejar el telar por ir a la guerra y levanté un motín en la fábrica. Me denunció el patrón, cumplí condena, recorrí el mundo buscando trabajo, y ahora voy por tránsitos, reclamado de no sé qué jueces. Conozco la suerte que me espera: Cuatro tiros por intento de fuga. Bueno. Si no es más que eso…
MAX
¿Pues qué temes?
EL PRESO
Que se diviertan dándome tormento.
MAX
¡Bárbaros!
EL PRESO
Hay que conocerlos.
MAX
Canallas. ¡Y ésos son los que protestan de la leyenda negra!
EL PRESO
Por siete pesetas, al cruzar un lugar solitario, me sacarán la vida los que tienen a su cargo la defensa del pueblo. ¡Y a esto llaman justicia los ricos canallas!
MAX
Los ricos y los pobres, la barbarie ibérica es unánime.
EL PRESO
¡Todos!
MAX
¡Todos! ¿Mateo, dónde está la bomba que destripe el terrón maldito de España?
EL PRESO
Señor poeta que tanto adivina, ¿no ha visto usted una mano levantada?
Se abre la puerta del calabozo, y EL LLAVERO, con jactancia de rufo, ordena al preso maniatado que le acompañe.
EL LLAVERO
Tú, catalán, ¡disponte!
EL PRESO
Estoy dispuesto.
EL LLAVERO
Pues andando. Gachó, vas a salir en viaje de recreo.
El esposado, con resignada entereza, se acerca al ciego y le toca el hombro con la barba. Se despide hablando a media voz.
EL PRESO
Llegó la mía… Creo que no volveremos a vernos…
MAX
¡Es horrible!
EL PRESO
Van a matarme… ¿Qué dirá mañana esa Prensa canalla?
MAX
Lo que le manden.
EL PRESO
¿Está usted llorando?
MAX
De impotencia y de rabia. Abracémonos, hermano.
Se abrazan. EL CARCELERO y el esposado salen. Vuelve a cerrarse la puerta. MAX ESTRELLA tantea buscando la pared, y se sienta con las piernas cruzadas, en una actitud religiosa, de meditación asiática. Exprime un gran dolor taciturno el bulto del poeta ciego. Llega de fuera tumulto de voces y galopar de caballos.