Escena sexta

El calabozo. Sótano mal alumbrado por una candileja. En la sombra se mueve el bulto de un hombre. Blusa, tapabocas y alpargatas. Pasea hablando solo. Repentinamente se abre la puerta. MAX ESTRELLA, empujado y trompicando, rueda al fondo del calabozo. Se cierra de golpe la puerta.

MAX

¡Canallas! ¡Asalariados! ¡Cobardes!

VOZ FUERA

¡Aún vas a llevar mancuerna!

MAX

¡Esbirro!

Sale de la tiniebla el bulto del hombre morador del calabozo. Bajo la luz se le ve esposado, con la cara llena de sangre.

EL PRESO

¡Buenas noches!

MAX

¿No estoy solo?

EL PRESO

Así parece.

MAX

¿Quién eres, compañero?

EL PRESO

Un paria.

MAX

¿Catalán?

EL PRESO

De todas partes.

MAX

¡Paria!… Solamente los obreros catalanes aguijan su rebeldía con ese denigrante epíteto. Paria, en bocas como la tuya, es una espuela. Pronto llegará vuestra hora.

EL PRESO

Tiene usted luces que no todos tienen. Barcelona alimenta una hoguera de odio, soy obrero barcelonés, y a orgullo lo tengo.

MAX

¿Eres anarquista?

EL PRESO

Soy lo que me han hecho las Leyes.

MAX

Pertenecemos a la misma Iglesia.

EL PRESO

Usted lleva chalina.

MAX

¡El dogal de la más horrible servidumbre! Me lo arrancaré, para que hablemos.

EL PRESO

Usted no es proletario.

MAX

Yo soy el dolor de un mal sueño.

EL PRESO

Parece usted hombre de luces. Su hablar es como de otros tiempos.

MAX

Yo soy un poeta ciego.

EL PRESO

¡No es pequeña desgracia!… En España el trabajo y la inteligencia siempre se han visto menospreciados. Aquí todo lo manda el dinero.

MAX

Hay que establecer la guillotina eléctrica en la Puerta del Sol.

EL PRESO

No basta. El ideal revolucionario tiene que ser la destrucción de la riqueza, como en Rusia. No es suficiente la degollación de todos los ricos. Siempre aparecerá un heredero, y aun cuando se suprima la herencia, no podrá evitarse que los despojados conspiren para recobrarla. Hay que hacer imposible el orden anterior, y eso sólo se consigue destruyendo la riqueza. Barcelona industrial tiene que hundirse para renacer de sus escombros con otro concepto de la propiedad y del trabajo. En Europa, el patrono de más negra entraña es el catalán, y no digo del mundo porque existen las Colonias Españolas de América. ¡Barcelona solamente se salva pereciendo!

MAX

¡Barcelona es cara a mi corazón!

EL PRESO

¡Yo también la recuerdo!

MAX

Yo le debo los únicos goces en la lobreguez de mi ceguera. Todos los días, un patrono muerto, algunas veces, dos… Eso consuela.

EL PRESO

No cuenta usted los obreros que caen…

MAX

Los obreros se reproducen populosamente, de un modo comparable a las moscas. En cambio, los patronos, como los elefantes, como todas las bestias poderosas y prehistóricas, procrean lentamente. Saulo, hay que difundir por el mundo la religión nueva.

EL PRESO

Mi nombre es Mateo.

MAX

Yo te bautizo Saulo. Soy poeta y tengo el derecho al alfabeto. Escucha para cuando seas libre, Saulo. Una buena cacería puede encarecer la piel de patrono catalán por encima del marfil de Calcuta.

EL PRESO

En ello laboramos.

MAX

Y en último consuelo, aun cabe pensar que exterminando al proletario también se extermina al patrón.

EL PRESO

Acabando con la ciudad, acabaremos con el judaísmo barcelonés.

MAX

No me opongo. Barcelona semita sea destruida, como Cartago y Jerusalén. ¡Alea jacta est! Dame la mano.

EL PRESO

Estoy esposado.

MAX

¿Eres joven? No puedo verte.

EL PRESO

Soy joven. Treinta años.

MAX

¿De qué te acusan?

EL PRESO

Es cuento largo. Soy tachado de rebelde… No quise dejar el telar por ir a la guerra y levanté un motín en la fábrica. Me denunció el patrón, cumplí condena, recorrí el mundo buscando trabajo, y ahora voy por tránsitos, reclamado de no sé qué jueces. Conozco la suerte que me espera: Cuatro tiros por intento de fuga. Bueno. Si no es más que eso…

MAX

¿Pues qué temes?

EL PRESO

Que se diviertan dándome tormento.

MAX

¡Bárbaros!

EL PRESO

Hay que conocerlos.

MAX

Canallas. ¡Y ésos son los que protestan de la leyenda negra!

EL PRESO

Por siete pesetas, al cruzar un lugar solitario, me sacarán la vida los que tienen a su cargo la defensa del pueblo. ¡Y a esto llaman justicia los ricos canallas!

MAX

Los ricos y los pobres, la barbarie ibérica es unánime.

EL PRESO

¡Todos!

MAX

¡Todos! ¿Mateo, dónde está la bomba que destripe el terrón maldito de España?

EL PRESO

Señor poeta que tanto adivina, ¿no ha visto usted una mano levantada?

Se abre la puerta del calabozo, y EL LLAVERO, con jactancia de rufo, ordena al preso maniatado que le acompañe.

EL LLAVERO

Tú, catalán, ¡disponte!

EL PRESO

Estoy dispuesto.

EL LLAVERO

Pues andando. Gachó, vas a salir en viaje de recreo.

El esposado, con resignada entereza, se acerca al ciego y le toca el hombro con la barba. Se despide hablando a media voz.

EL PRESO

Llegó la mía… Creo que no volveremos a vernos…

MAX

¡Es horrible!

EL PRESO

Van a matarme… ¿Qué dirá mañana esa Prensa canalla?

MAX

Lo que le manden.

EL PRESO

¿Está usted llorando?

MAX

De impotencia y de rabia. Abracémonos, hermano.

Se abrazan. EL CARCELERO y el esposado salen. Vuelve a cerrarse la puerta. MAX ESTRELLA tantea buscando la pared, y se sienta con las piernas cruzadas, en una actitud religiosa, de meditación asiática. Exprime un gran dolor taciturno el bulto del poeta ciego. Llega de fuera tumulto de voces y galopar de caballos.

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Luces de bohemia by Ramón del Valle Inclán is licensed under a Creative Commons Attribution-NonCommercial 4.0 International License, except where otherwise noted.