Notas

[1] Historia natural y General de las Indias, por Gonzalo Fernández de Oviedo; 4 tomos, folio (publicada por la Real Academia de la Historia. Madrid, 1852).

Las Quincuagenas de los generosos y no menos famosos Reyes, Príncipes, Duques, Marqueses, Condes, é caballeros, é personas notables de España, por el mismo Fernández de Oviedo (MS. en la Biblioteca Nacional, publicado recientemente). <<

[2] Relación de la muerte y honras fúnebres del Sermo. Príncipe D. Carlos, por el maestro Juan López de Hoyos (Madrid 1568).

Historia y relación de la enfermedad, tránsito y exequias de la Serma. Reina D.ª Isabel de Valois, y declaración de las armas de Madrid y alguna de sus antigüedades, por el mismo Hoyos (Madrid, 1509).

Recibimiento que hizo la villa de Madrid a la Serma. Reina D.ª Ana de Austria, por el mismo Hoyos (Madrid, 1572). <<

[3] Teatro de las Grandezas de la Villa y Corte de Madrid, por el maestro Gil González Dávila (Madrid, 1623). <<

[4] Historia de la antigüedad, nobleza y grandeza de la Villa de Madrid, por el licenciado Jerónimo Quintana (1629). <<

[5] Anales de Madrid hasta el año de 1658 (manuscrito), por Antonio León Pinelo. <<

[6] Noticias historiales de la enfermedad, muerte y exequias de la Reina D.ª María Luisa de Orleans, por D. Juan de Vera Tassis y Villaroel (Madrid, 1690).

Historia del origen, invención y milagros de la sagrada imagen de Ntra. Sra. de la Almudena, por el mismo Vera Tassis (Madrid, 1692). <<

[7] Libro histórico-político: Solo Madrid es corte, por D. Antonio Núñez de Castro (Madrid, 1658). <<

[8] Discurso sobre varias antigüedades de Madrid, y origen de sus parroquias, por D. Juan Antonio Pellicer (Madrid, 1791).

Disertación sobre el origen, nombre y población de Madrid, así en tiempo de moros como de cristianos, por el mismo Pellicer (Madrid, 1803). <<

[9] Historia de Madrid desde sus tiempos más antiguos hasta nuestros días, por D. Agustín Azcona (Madrid, 1843). Desgraciadamente, sido se publicaron las primeras entregas, que comprenden hasta el reinado de Enrique IV, y es sumamente sensible el que quedase tan a los principios el concienzudo trabajo de este apreciable escritor. <<

[10] Ramirus securus regnans, consilium inhivit cum omnibus magnatibus regni sui, qualiter caldærorum ingrederetur terram; et coadunato exercitu, pergens ad civitatem quæ dicitur MAGERIT, confregit muros ejus et maxima fecit strages, dominica die; adyuvante clementia Dei, reversus in domum suam, cum victoriam in pace. (Crónica del monje de Silos publicada por Berganza).

En el Cronicón de Cárdena, publicado también por Berganza en sus Antigüedades de España, se lee también «Era de 965 años; reynó D. Ramiro veinte años y cercó a MADRID é prisola, é lidió muchas veces con los moros é fue aventurado contra ellos». <<

[11] El nombre de Magerit, primero ciertamente averiguado de nuestra población, quieren algunos suponer que significa en el árabe antiguo venas o conductos de agua, con alusión a la abundancia que hubo de ellas en esta región, de donde y de la cerca de pedernal procede el dicho antiguo: «Madrid la Osaria, cercada de fuego, fundada sobre agua». Otros la explican por casa de aires saludables. Hay quien cree que quiera decir Horcajo, porque tenía tres puertas principales; y otros niegan absolutamente que esta voz sea árabe, antigua ni moderna, ni tenga en esta lengua significación alguna; diciendo, sin embargo, que puede ser de origen africano; no faltando, por último, quien sienta proceder del nombre de un moro llamado Magit o Mugit, a quien atribuye su fundación. <<

[12] De este precioso y rarísimo Plano de Madrid poseemos un ejemplar sobre tela, acaso el único completo y perfectamente conservado que existe. A su tiempo le describiremos, con tanta mayor razón, cuanto que sobre él están calcados nuestros paseos por el Madrid del siglo XVII. <<

[13] Poseemos original el Catálogo Cronológico de los privilegios, cédulas y cartas Reales de Madrid, formado en 2 de Enero de 1780 por el archivero D. Manuel Ramírez de Arellano, de orden del corregidor don José Antonio de Armona; un que se conservan en el archivo volumen manuscrito, de 174 fojas útiles, que perteneció a dicho corregidor. <<

[14] Todas las dudas en que se pierde el Sr. Azcona respecto se explican con decir que está equivocada ésta en la traduccion que inserta Quintana y reproduce Azcona, y que el original latino, que existe en el archivo del Ayuntamiento, lleva a la fecha de este documento la de la era mil ciento noventa, correspondiente al año 1152, y no la era mil ciento sesenta, que correspondía efectivamente a 1127, que dice la traducción. <<

[15] El códice original está en pergamino, en veinte y seis fojas, sin foliación, útiles, y comienza por estas palabras: SANTI SPIRITUS ADSIT NOBIS GRATIA. INCIPIT LIBER DE FORIS DE MAGERIT, VNDE DIVES HAC PAUPERES VIVANT IN PACE. ERA M. DUCENTESSIMA ET QUADRAGINTA ANNORUM.

HEC EST CARTA QUEM FACIT CONCILIUM DE MADRID AD HONOREM DNO. NRO. REGE ALFONSUS ET DE CONCILIO DE MADRID, UNDE DIVES ET PAUPERES VIVANT IN PACE ET IN SALUTE. Comprende disposiciones legales y ordenanzas de buen orden y policía, desde 1145 hasta 1235, en un período de noventa años, y está escrito en el latín arromanzado propio de aquellos tiempos. <<

[16] Memoria sobre los fueros de Madrid en el año 1202, por D. Antonio Cabanilles (Madrid, 1852). <<

[17] Este documento es precioso por su antigüedad, y porque ha sido el que ha servido de fundamento para escribir la vida del patrón de Madrid, cuya historia está relacionada con aquél en los primeros años de la conquista. Consérvase en el archivo de la Real Colegiata de San Isidro; está escrito en latín, en 28 fojas de pergamino. <<

[18] Compendio histórico de las grandezas de la coronada villa de Madrid, por don José Álvarez Baena (Madrid, 1786). <<

[19] La declaración de las armas o emblema de Madrid ha dado lugar a infinitas controversias más o menos fundadas, tanto sobre su significación o causa, cuanto sobre sus variaciones sucesivas. Se ve, por la cita histórica anterior, que ya en el siglo XIII figuraba en ellas el oso, probablemente por la razón material de los muchos en que abundaba esta región, según afirma el Libro de Montería del rey D. Alfonso el XI, donde dice que Madrid era buen lugar de puerco y oso; posteriormente se pintaron en la piel de éste las siete estrellas, que después pasaron a formar en la orla de su escudo, y que los genealogistas quieren sea alusión a la constelación Bootes, llamada vulgarmente El Carro, que consta de otras tantas, violentando esta aplicación diciendo que Madrid estaba en la Carpentania o Carpetania, y que Carpentum quiere decir carro en latín, con otras razones no menos vulgares o gratuitas. Tampoco justificaron más concienzudamente la presencia del madroño a que se pinta abalanzado al oso en las modernas armas de Madrid, y sólo consignan que el motivo de esta actitud del animal fue de resultas de reñidos pleitos que hubo entre el Ayuntamiento y el Cabildo eclesiástico de esta villa sobre derecho a ciertos montes y pastos, los cuales concluyeron con una concordia en que se estableció que perteneciesen a la villa todos los pies de árboles y al Cabildo los pastos; y para memoria, que pintase éste la osa paciendo la hierba, y el Ayuntamiento la pusiese incorporada a las ramas. También se ha pintado algunas veces un dragón alado como emblema de esta villa, acaso en alusión al que dicen que se halló esculpido en Puerta Cerrada; pero este llamado dragón, no sabemos porqué, no era sino una culebra, según el mismo dibujo que estampa el maestro López de Hoyos, y su copia pintada en el techo de una de las salas del archivo del Ayuntamiento. Las armas, en fin, de la villa de Madrid son hoy, en fondo blanco o plateado, un madroño verde y el fruto rojo, con un oso trepando a él, una orla azul con siete estrellas de plata, y encima una corona real. Esta la concedió el emperador don Carlos, en las cortes de Valladolid de 1544, a los procuradores de la villa de Madrid, que pidieron este honor por su patria. <<

[20] Sobre el edificio en que pudieron reunirse, en estas y otras ocasiones, las Cortes del Reino, no hay más que conjeturas, creyendo unos que pudo ser el antiguo palacio, existente ya, según se cree, desde los tiempos de Alfonso VII, sobre el sitio donde después se fundó el monasterio de las Descalzas Reales, y afirmando otros que en la iglesia de San Martín; no falta tampoco quien asegura que lo fueron en la lonja o atrio delante de la iglesia parroquial de San Salvador, o en la pieza encima de la puerta de esta iglesia, en donde solía celebrar sus juntas el Concejo de Madrid. <<

[21] Los restos mortales del rey don Pedro fueron traídos a Madrid y depositados en el monasterio de Santo Domingo el Real, en 1444, por su nieta doña Constanza de Castilla, priora de aquel monasterio, en el cual se construyó un suntuoso sepulcro, con la estatua de aquel monarca, de que hoy sólo quedan algunos restos. <<

[22] El Sr. D. José Antonio de Armona, corregidor que fue de esta villa a fines del siglo último, formó y consignó en un precioso manuscrito, que obra en el día en la Biblioteca de la Academia de la Historia, y de que hablaremos en otro lugar, el curioso catálogo de los corregidores de Madrid hasta aquella fecha, que trascribimos en el Apéndice. <<

[23] Esta opinión está fundada en la carta, que inserta Colmenares, del rey D. Juan el II a la ciudad de Segovia, su fecha en Madrid a 23 de Abril de 1454, en que la da parte del alumbramiento de la reina su esposa en estos términos: «Fágovos saber que por la gracia de Nuestro Señor, este jueves próximo pasadola reina D.ª Isabel, mi muy cara é muy amada mujer, encaesció de una infanta». Se sabe que por entonces la corte estaba en Madrid, y no hay motivo para creer que tan próximo el parto (que era el primero) estuviese la reina en Madrigal, donde Marineo Sículo primero, y Garibay, Mariana y Florez despues, afirman que nació la infanta D.ª Isabel; se sabe también que el 23 de Abril fue viernes, y por consecuencia, el jueves próximo pasado es el 22, y por último, se infiere del silencio de dicha carta acerca del parto, que naturalmente debía entenderse haberse verificado en donde estaba fechada aquélla. Este mismo silencio guardaron los historiadores Pulgar, Nebrija y Pérez de Guzman, y es el que ha dado motivo bastante para que Colmenares, Méndez Silva, Pinelo, Ortiz de Zúñiga, Puente, Baena, Azcona y otros hayan sostenido el nacimiento de D.ª Isabel en Madrid. <<

[24] Véase el apéndice de la Nobleza madrileña e hijos ilústres de Madrid. <<

[25] Hay quien cree que esta junta se tuvo en la casa propia del mismo cardenal Cisneros (que es la que está en la plazuela de la Villa, donde estuvo el Consejo Supremo de la Guerra), y añaden que el Cardenal sacó a los grandes al balcón grande que está a la fachada de dicha casa en la calle del Sacramento; pero historias muy recientes a aquella época aseguran que por entonces el Cardenal y el Dean de Lovayna se aposentaron en las casas ya dichas de Laso, en las cuales habían vivido antes los Reyes Católicos; si bien es verdad que la casa propia del Cardenal era la ya referida de la plazuela de la Villa, habiéndola él mandado construir y vinculádola al mayorazgo de Cisneros, que fundó para su sobrino D. Benito. <<

[26] Libro de las cosas memorables de España, escrito por Lucio Marineo Siculo, cronista del emperador Carlos V, y traducido del latín por el bachiller Juan de Molina. Alcalá, 1539, al folio XIII. <<

[27] Hé aquí los términos en que el citado Fernández de Oviedo habla de Madrid en los primeros años del siglo XVI. «En muchas partes de esta villa el agua está cerca de la superficie de la tierra, é muy someros los pozos, tanto, que con el brazo, sin cuerda, pueden tomar el agua en ellos; dentro de la población é de afuera, cerca de los muros, hay fuentes naturales, é algunas de ellas de muy singular agua para el mantenimiento é continuo servicio de los vecinos é de todo el pueblo, demás de los pilares grandes, é comunes albercas, é caños, é abrevaderos para dar agua á los caballos é mulas, é otras bestias é ganados del servicio cotidiano del pueblo y en abundancia. Así que con razón se movieron á decir los antiguos que aquella villa está armada sobre agua ó fundada sobre agua, porque tiene tanta, que dentro del ámbito del muro se riegan muchas huertas, é con la que sobra é sale fuera de la circunferencia, se riegan otras muchas huertas y heredades y alcaceres en los tiempos convenientes, y en grande abundancia, é fuera de lo poblado se encuentra con poca industria é trabajo».

Y en otra parte dice lo siguiente:

«La región de Madrid es muy templada et de buenos aires, et limpios cielos, las aguas muy buenas, el pan et el vino muy singulares de su propia cosecha, et en especial lo tinto es muy famoso, et otros vinos blancos et tintos muy buenos, et muchas et muy buenas carnes de todas suertes, et mucha salvagina et caza, et montería de puercos, et ciervos, et gamos, et corzos, et muchos y muy buenos conejos, et liebres, et perdices, et diferentes aves, et toros los más bravos de España, de la ribera del rio Jarama, á dos leguas de Madrid, et muchos caballos, et mulas, et todas las otras animabas, et bestias, que son muchas, para el servicio de casa et de la agricultura; et demás el pan que se dijo de su cosecha se trae de la comarca muy hermoso et blanco candeal; et en grande abundancia muchas legumbres de todas suertes, mucha y muy buena hortaliza de todas maneras, diversas frutas verdes y secas, de invierno y de verano, según los tiempos. El queso de Madrid et de su tierra es muy escelente, et es del mismo pasto que el de la villa de Pinto, que es el mejor queso de España, et tal que no se puede decir mejor el Parmesano de Italia, ni el de Mallorca, ni los cascaballos de Sicilia, et á todos hace ventaja; porque no es menos bueno si lo haces asadero que de otra manera. Finalmente, todo lo que es menester para alimentar la vida humana lo tiene aquella villa, excepto pescado fresco de la mar, porque como es el más apartado pueblo de ella de España, no alcanza pescado fresco que de ella venga, excepto besugos, en invierno, por la diligencia de las recuas que los traen cuando es el tiempo de ellos, pocos dias antes y después de Navidad, et es uno de los mejores pescados é más sabrosos del mundo, puesto que dura pocos dias. También llegan congrios frescos et de los otros salados vienen muchos et muy buenos, así congrios, atunes, pulpos et pescadas frescas, et sardinas, et de otros; et vienen muchas truchas, et salmones, et muchas anguilas, et lampreas, et barbos, et otros pescados de rios, et de abundancia se traen muchos de escabeches, lenguados, et acedías, et hostias, et sábalos salados, etc.». <<

[28] Por este tiempo, y antes de verificarse el regreso de la corte a Madrid, escribieron Lope Deza y Juan de Jerez (aunque no llegó a imprimirse) su tratado, a que titularon Razón de Corte. El manuscrito original, todo de letra del mismo Deza, y con su firma y la de Jerez al pié, que existe en la Biblioteca Nacional (y de la que poseemos una copia contemporánea), es un tomo de unas sesenta fojas en folio. En él pretende su autor demostrar la conveniencia de (pie Madrid fuese siempre la corte de España: dividiendo para ello su asunto en seis puntos, a saber: 1.º Si conviene que haya una ciudad capital del Reino. 2.º Si conviene que la corte sea fija. 3.º Qué circunstancias se requieren para ello. 4.º ¿Cuáles son las que tienen las diversas ciudades de España? 5.º ¿Cuáles Madrid? Y 6.º y último. ¿De qué modo se pueden suplir las que faltan?— Es un escrito sumamente curioso, donde, a vueltas de la indigesta erudición y del estilo pesado tan frecuente en los escritores de aquel tiempo, se leen observaciones muy importantes y se defiende con maestría el propósito del discurso,

Este Lope Deza, según don Nicolás Antonio, fue segoviano, y estuvo avecindado en Hortaleza, cerca de Madrid: publicó en 1648 un libro titulado Gobierno, político de Agricultura, y dejó manuscritos, ademas del Tratado de Corte, otros, titulados Juicio de las leyes civiles y Apología del P. Mariana contra tu contradictor. <<

[29] La Huerta de Juan Fernández. <<

[30] He aquí el cuadro cronológico de las fundaciones de conventos en Madrid, casi todos durante los dos siglos XVI y XVII, en que ocupó el trono español la dinastía austríaca. (Los demolidos hoy por completo van en cursiva).

San Martin (benitos), de origen antiquísimo e ignorado. (Derribado recientemente).

Santo Domingo (de monjas), fundado por el Santo Patriarca en 1217. (ídem).

San Francisco, por el mismo Santo, en 1217. El edificio actual es del reinado de Carlos III. (Cuartel).

Santa Clara (monjas franciscas), en 1460.

San Jerónimo, fundado en el Pardo en 1464, y trasladado a Madrid por los Reyes Católicos. (Queda la iglesia).

Constantinopla (monjas franciscas), fundado en Rejas en 1479 y trasladado a Madrid en 1561.

Concepción Jerónima (monjas), fundado por la Latina en 1504.

Concepción Francisca (idem), fundado por la misma en 1512.

Santa Catalina (monjas), fundado en 1510.

DINASTÍA AUSTRÍACA

CARLOS V

Atocha (dominicos), en 1523. [Cuartel de Inválidos).

Ballecas (monjas bernardas), en 1535.

San Juan de Dios (hospitalarios), en 15

San Felipe el Real (agustinos), en 1547.

Descalzas Reales (monjas), en 1557.

FELIPE II

Colegio imperial (jesuitas), en 1500. (Instituto).

La Magdalena (monjas agustinas), en 1560.

La Victoria (mínimos), en 1561.

La Santísima Trinidad (redentores), en 1562. (Ministerio de Fomento).

La Merced (idem), en 1564. [Plaza del Progreso).

Los Angeles (monjas franciscas), en 1564.

San Bernardino, en 1570. (Albergue de mendicidad).

El Carmen Calzado, en 1570. (Oficinas de la Deuda pública).

Santo Tomás (dominicos), en 1583.

El Carmen Descalzo, en 1586.

Santa Ana (monjas carmelitas), en 1586. (Plazuela de Santa Ana).

Pinta (monjas bernardas), trasladado a Madrid en 1588.

Santa Isabel (agustinas), en 1588.

Doña María de Aragón (agustinos), en 1590. (Senado).

Agustinos recoletos, en 1595.

Espíritu Santo (menores), en 1554. (Congreso).

San Bernardo (monjes), en 1596.

FELIPE III

Noviciado (jesuitas), en 1602. (Universidad).

El Caballero de Gracia (monjas), en 1603.

San Gil (franciscos descalzos), en 1606.

Santa Bárbara (mercenarios), en 1606.

Jesús (trinitarios), en 1606.

La Carbonera (monjas jerónimas), en 1607.

San Basilio (monjes), en 1608.

Capuchinos del Prado, en 1609. (Colegio).

Don Juan de Alarcon (monjas mercenarias), en 1609.

Trinitarias descalzas, en 1609.

Mostenses (premostratenses), en 1611.

La Encarnación (monjas agustinas), en 1611.

El Sacramento (monjas bernardas), en 1615.

Capuchinas (monjas), en 1617.

FELIPE IV

Comendadoras de Calatrava. {Queda la iglesia).

San Plácido (monjas benedictinas), en 1623.

Maravillas (carmelitas), en 1624. (Pinza del 2 de Mayo).

El Rosario (dominicos), en 1622.

Afligidos (premostratenses), en 1635.

La Pasión (dominicos), en 1637.

San José (beatas), en 1638.

Capuchinos de la Paciencia, en 1639. (Plaza de Bilbao).

Portaceii (menores), en 1643. (Parroquia de San Martin).

Agonizantea (de San Camilo), en 1643.

Monserrat (moujes benitos), en 1642. (Cárcel de mujeres).

San Cayetano (reglares), en 1644. (Parroquia de San Millan).

El Salvador (misioneros), en 1644.

Comendadoras de Santiago, en 1650.

Baronesas (carmelitas), en 1651. (Jardín).

San Felipe Neri (menores), en 1660.

Góngora (mercenarias), en 1665.

CARLOS II

San Fernando (mercenarias), en 1676. (Teatro de la Alhambra).

San Pascual (franciscas), en 1683. (Reedificado).

Santa Teresa (carmelitas), en 1684.

DINASTÍA DE BORBÓN

Santa Rosalía (agonizantes), en 1720.

Escolapios (Nuestra Señora del Pilar), en 1733.

Salesas Reales, por Fernando VI, en 1748. (Palacio de Justicia).

San Antonio Abad (escolapios), en 1755.

Salesas nuevas (Carlos IV), en 1804.

San Vicente de Paul. (Hermanas adoratrices).

Total, 72 conventos, que todos han llegado hasta nuestros días.

De ellos han desaparecido completamente desde 1809 treinta y nueve; otros quince en parte reformados y destinados a diversos usos, y quedan en pié, con comunidad de monjas, escolapios u hospitalarios, diez y ocho. <<

[31] Debemos a la amistad del señor don Juan de Rivera, ingeniero director del Canal de Isabel II, un calcado escrupuloso de este bellísimo plano de obras, formado por el distinguido Saqueti, y de él hablaremos en otra ocasión. <<

[32] Este inconcebible descuido que venía lamentando, llamando sobre él la atención del Ayuntamiento, está ya reparado, y colocada en la Biblioteca Municipal, creada, bajo mi dirección, en 1876, una exacta copia de esta obra preciosa, planos y texto. <<

[33] Tratado breve sobre las Ordenanzas de la villa de Madrid y policía de ella, por don Juan de Torija, maestro arquitecto y alarife de ella. (Madrid, 1661).

Ordenanzas de Madrid, por don Teodoro Ardemans. (Madrid, 1760).

Dificultades vencidas, y curso natural en que se dan reglas para la limpieza y aseo de las calles de esta Corte, etc., por Josef Alonso de Arce, ingeniero. (Madrid, 1734).

Tridente escéptico en España, etc., por D. Joaquín de Cassis y Jalo, 1738. <<

[34] Es el título de Gobernador militar y civil de Madrid, conferido en aquel año mismo al teniente general Conde de Maceda. <<

[35] A 300 y 400 reales se han vendido en este año pasado los solares ocasionados para el ensanche de dicha Puerta del Sol. <<

[36] En el sitio que ocupa la moderna de Correos había treinta y más casas, y otras tantas en la de la Aduana, Historia Natural, etc.

En el año 1851 ha sido derribada para construirla de nuevo, formando una sola con la inmediata, la casa número 20 antiguo y 9 moderno de la manzana 88, sita en la calle de Santa Ana. Entre las muchas casas mezquinas que existen en Madrid era sin duda alguna la más pequeña, pues constaba de 180 pies superficiales y 5 ½ de fachada, por lo que era conocida por la Casa de las cinco tejas, porque de ellas sólo constaba su alero. <<

[37] Esta disposición fue dictada en 1677, durante la gobernación de D. Juan José de Austria, a nombre de Carlos II. <<

[38] Más de un siglo ha trascurrido desde que el autor que trascribimos hacía estas preciosas observaciones respecto al empedrado de Madrid, para que sus autoridades se convenciesen de la necesidad de seguirle al pie de la letra, adoptando el empedrado de adoquines de berroqueña, o por lo menos de pedernal recortado, y sentado sobre lecho bien apisonado. Y a pesar de las preocupaciones y vulgaridades de los críticos de todo lo bueno, Madrid disfruta hoy en su parte principal de esta comodidad. <<

[39] De la indicación hecha en esta luminosa Memoria, nació en mí el pensamiento de proponer, en 1846, el Proyecto de mejoras generales de Madrid que presenté al Ayuntamiento, como concejal, la realización del puente o viaducto, que quedó al fin inaugurado treinta años después. <<

[40] Para probar este espíritu hostil de la generalidad de la población de Madrid hacia los franceses, cita el Conde de Toreno una anécdota que hemos oído varias veces de boca de su mismo protagonista el señor don Carlos Gutiérrez de la Torre, niño ala sazón de siete a ocho años. Era hijo del señor don Dámaso de la Torre, corregidor de Madrid por el Gobierno francés, el cual, queriendo sin duda halagar al rey José, llevó un día a palacio a su niño, vestido con el uniforme que asaba su guardia; el Rey le recibió muy complacido y le prodigó sus caricias; y preguntándole en su español italianizado: ¿Oh, oh, bello, bello niño! ¿para qué tenéis qüesto sable? —Para matar franceses, —le dijo con naturalidad el hijo del Corregidor, que sin duda se quedaría yerto con tal respuesta. <<

[41] Proyecto de mejoras materiales de Madrid, presentado al Excmo. Ayuntamiento por el regidor constitucional D. Ramon Mesonero Romanos, é ingreso de orden de S. E. (Madrid, 1846). <<

[42] A esta solemne ceremonia se refiere el famoso poeta contemporáneo Juan de Mena en estas estancias de su Laberinto:

«Al nuestro Rey magno y bien aventurado

Vi sobre todos en su firme silla;

Digno de reino mayor que Castilla;

Velloso león a sus pies por estrado;

Vestido de múrice ropa de estado

Ebúrneo cetro mandaba su diestra,

Y rica corona a la mano siniestra,

Más prefulgente que el cielo estrellado.

Tal lo hallaron los embajadores

En la su villa, de fuego cercada,

Cuando le vino la gran embajada

De bárbaros reyes y grandes señores, etc.»;

que explica y anota el maestro Sanchez (el Brocense) de esta manera:

«Dicen que el rey D. Juan tenía un león manso que comía a su mesa, y se le echaba a sus pies estando el Rey sentado, y estaba tan gordo, que llevandole en una carreta desde Madrid a Alcalá, reventó de calor en la Puente de Viveros La villa cercada de fuego es Madrid, porque allí hay muchos pedernales, y los muros estaban hechos de estas piedras». <<

[43] Este cuadro sublime fue trasladado ventajosamente al lienzo por uno de nuestros jóvenes y brillantes artistas, el señor D. Víctor Manzano, y presentado en la Exposición, mereció digno premio.

Este distinguido artista falleció poco tiempo después. <<

[44] Entre las infinitas relaciones, con pretensiones de históricas, impresas y manuscritas, que hemos visto de este trágico episodio, ninguna nos parece más imparcial, fundada y sensata que la que hace el señor don Modesto Lafuente en su Historia de España, tomo XII. <<

[45] En el archivo de Madrid hemos visto un documento por el que consta que en 1622 mandó el rey D. Felipe IV abrir unas ventanillas que se llamaban escuchas, y daban a las salas donde se reunían los Consejos, para poder oír desde ellas las discusiones.

Además de dichos Consejos, se hallaban dentro del Alcázar todas las secretarias del despacho, en los aposentos bajos, llamados Las Covachuelas, de donde quedó a los oficiales el título de covachuelistas. <<

[46] El señor Llaguno, en su excelente obra titulada Noticias de los arquitectos y arquitectura española, adicionada por el señor Cean Bermudez, atribuye decididamente su fundacional rey D. Pedro. <<

[47] La torre de la derecha, llamada de la Reina, fue obra de doña Mariana de Austria, durante el tiempo de su gobernación. Por esto no aparece en la vista de la fachada en tiempo de Felipe IV, que es la que reproducimos en el grabado.

En esta ocasión, y por disposición del privado Valenzuela, se colocó encima de la fachada principal del Alcázar la estatua en bronce del rey D. Felipe IV, la misma que estaba en el Retiro y hoy se ostenta en medio de los jardines de la plaza de Oriente, aunque a los pocos años fue bajada de nuevo de tan peligrosa altura.

Don Antonio Ponz duda, con justa razón, de que pudiera haber estado algún tiempo colocada dicha estatua sobre el palacio; pero el mismo inserta una de las coplillas que circularon en ocasión de haberla hecho bajar durante el gobierno de don Juan José de Austria. Ademas, en un libro manuscrito que poseemos de aquella época, y se titula: Diario de todo lo sucedido tu Madrid desde el sábado 23 de Enero de 1677, que entró el Sermo. Sr. D. Juan de Austria, llamado de S. M., y comprende hasta 15 de Julio de 1678, se lee expresamente: «Domingo 25 de Abril; el caballo de bronce que puso Valenzuela en la fachada de palacio se baja hoy y se vuelve a su sitio del Retiro, donde, sobre no haber riesgo, logra la compostura del jardín y los que le miran lo perfecto de la estatua que tiene encima y la suya», y más adelante inserta el pasquín y coplas que circularon con este motivo y la carestía de los víveres.

«¿A qué vino el Sr. D. Juan?

A bajar el caballo y subir el pan».

……………………..

«Pan y carne á quince y once,

Como fué el año pasado;

Con que nada se ha bajado

Sino el caballo de bronce». <<

[48] Limitados en esta obrita a la parte histórica de los edificios, y no entrando en su plan la descripción de ellos y de los establecimientos, por la mayor parte modernos, que contienen, y que ya hicimos en distintas ocasiones en nuestro Manual descriptivo de Madrid, habremos de abstenernos, aunque con sentimiento, de reproducir aquí lo que de esta Armería Real dijimos entonces; y decimos con sentimiento, porque en ninguno de nuestros establecimientos, palacios, ni museos, hallamos como en éste representada, encarnada, por decirlo así, la historia heroica de nuestra patria, las gloriosas páginas de nuestros anales, desde Covadonga a Granada, desde Otumba a Lepanto, desde Túnez a Oran, desde Pavía a San Quintín, desde Flandes a Nápoles y Sicilia. En ninguna se presentan a nuestros ojos y se ofrecen más vivas a nuestra imaginación el varonil esfuerzo, el noble continente y la colosal figura de un Pelayo y de un Roldán, de un Cid y de un Bernardo, de un Gonzalo y de un Cortés, de un Colón y de un Cisneros, de una Isabel y un Carlos V; tipos todos casi fabulosos, inmensos, universales, y como no los ofrece la historia de ninguna de las naciones modernas; en ninguno, en fin, de nuestros museos o galerías (bien que enriquecidos con las efigies y estatuas de aquellos héroes, por mano de los primeros artistas del mundo) podríamos, como en éste, ver por nuestros propios ojos, tocar con nuestras manos aquellas labradas armaduras, aquellos pesados yelmos, aquellas refulgentes espadas que vistieron aquellos cuerpos, que cubrieron aquellas frentes y blandieron aquellos brazos esforzados, y en ninguna ocasión, por lo tanto, podríamos dejar correr nuestra pluma por el campo heroico de nuestra historia, a impulsor del amor patrio.

Pero repetimos que no lo creemos dentro del plan que nos propusimos en estos paseos; y contrayéndonos a evocar el recuerdo histórico de la Armería Real (acaso el único museo o establecimiento de esta clase que nos trasmitieron los siglos pasados), nos limitaremos a decir que desde que el rey D. Felipe II dispuso su formación, haciendo servir de base para ella la multitud de objetos histórico-militares que había en Valladolid y Simancas, fue continuada con exquisito celo por los monarcas sucesivos, mandando colocar en ella, no sólo las armaduras y otros objetos antiguos que pudieron allegar, sino también los modernos de su propio uso, los ganados a sus enemigos en los campos de batalla, o recibidos en obsequio de los monarcas extranjeros. Entre aquéllos figuraba, como glorioso trofeo de la victoria de Pavía, la espada del rey Francisco I, rendida en aquella batalla al español Juan de Orbieta; pero después de haber brillado en aquel sitio por casi tres siglos, cúpole, en principios del actual, al rey D. Fernando VII el triste privilegio de inaugurar su reinado en 1808 con el Real decreto de 30 de Marzo, en que disponía la entrega de dicha espada al emperador Napoleón, que había significado que le sería grato poseerla; cuya vergonzosa ceremonia se verificó al siguiente día en manos del príncipe Murat, gran duque de Berg, y ahora se halla en el Museo de Artillería de París, señalada con el núm. 832…; S. M. el rey consorte D. Francisco de Asís tuvo la feliz idea de borrar en parte aquel ignominioso recuerdo, mandando reproducir exactamente aquella famosa espada y colocar esta preciosa copia en el sitio en que estaba el original. <<

[49] Este nombre le ha quedado por haber sido construida, a principios del siglo pasado, por un rico comerciante joyero, llamado Jorge Santos, que solía decir «que, después de haber levantado aquel palacio, le quedaba todavía una onza para poner debajo de cada teja». Posteriormente su viuda y heredera, D.ª Josefa Abad, fundó sobre dicha casa varias obras pías en favor del colegio de San Eloy de Plateros, de quien lo adquirió, sin duda, el Estado, a principios de este siglo, para la Caja de Amortización y Crédito público, y colocando luego el Colegio Naval, el Tribunal de Cuentas y la Administración Económica, hasta que recientemente ha sido derribada. <<

[50] El proyecto de erigir en Madrid una catedral, o por lo menos de ampliar, restaurar y consagrar a este objeto la antiquísima iglesia primada de Santa María, data de los tiempos del emperador Carlos V, que ganó bula al efecto en 23 de Julio de 1518, expedida por el Sumo Pontífice León X; pero no tuvo lugar por entonces, por la oposición del cardenal arzobispo de Toledo Guillermo de Croy. Renovóse un siglo después, reinando Felipe III, que al efecto obtuvo nueva bula de Clemente VIII, aunque tampoco tuvo resultado, siempre por la oposición del arzobispo toledano, a la sazón cardenal de Sandoval y Rojas. Últimamente, en el reinado de Felipe IV se dio un paso más en este desgraciado asunto, a consecuencia de la determinación expresa que en su testamento hizo la reina doña Isabel de Borbon, en 12 de Noviembre de 1623, de dotar a la futura catedral con sesenta mil ducados; y habiendo además el Rey admitido el donativo u oferta de la villa de Madrid de otros ciento cincuenta mil ducados, se nombró una Junta de prelados y otros altos funcionarios para determinar la fundación, se llamaron arquitectos que levantaran los planos del suntuoso templo, y la villa de Madrid, además de su cuantioso donativo ofrecido, determinó ceder el sitio competente, señalando el que ocuparon las casas del Duque de Medina de Rioseco, almirante de Castilla (que poco antes habían sido presa de las llamas), y estaban contiguas a la iglesia de Santa María, dando frente a lo que es hoy arco de la Armería. Con lo cual dispuso el rey don Felipe IV celebrar una función solemne para el acto de colocar la primera piedra del santo templo. Esta función (que describe prolijamente Vera Társis en su Historia de la Virgen de la Almudena) tuvo lugar el día 15 de Noviembre de 1623, con una pompa y una magnificencia singulares, y con asistencia del Rey y toda su corte, las Comunidades, clerecía y Ayuntamiento de Madrid, los Consejos, caballeros de las Ordenes militares, etc., y entre ellos el Fénix de los ingenios, Frey Lope de Vega Carpio, que la describe floridamente en el Poema que dedicó a aquella sagrada imagen.

A pesar de todo este entusiasmo, y del empeño que tuvo al principio el Rey, no llegó siquiera a empezarse la obra de la nueva iglesia, quedando abandonado este proyecto, hasta que en el reinado actual ha vuelto a renovarse, a consecuencia de haberse designado a Madrid por silla episcopal en el último Concordato, que tampoco ha llegado a cumplirse. <<

[51] Esta antiquísima parroquia ha sido derribada al fin en 1870. <<

[52] Esta callejuela ha desaparecido con el derribo de la iglesia de Santa María, y esta casa la ha adquirido para sus oficinas el dueño de La Correspondencia de España. <<

[53] ANTONIO PÉREZ (según el maestro Juan López de Hoyos, y confirma Álvarez Baena, prolijo biógrafo de los hijos ilustres de Madrid) nació en esta villa, en la parroquia de Santa María (probablemente en las casas citadas de Bozmediano, en que vivió su padre el secretario Gonzalo Pérez), a 6 de Mayo de 1534. Introducido en la corte desde sus más tiernos años, llegó, por la alta posición de su padre y por el influjo del mayordomo o ministro Ruy Gómez de Silva, a captarse la voluntad de Felipe II, por su gran talento y extensos conocimientos, adquiridos en las Universidades de Alcalá, Salamanca y Padua; y tanto, que a la muerte de su secretario Francisco de Eraso le sucedió en el despacho de Estado, y desde 1570, en que esto acaeció, y durante diez años, descargó Felipe en él todo el peso de su inmensa dominación, y le reveló la misteriosa clave de su profunda política. El secretario o favorito (preciso es reconocerlo) no correspondió como debía a tan espléndido favor; pues, según se infiere claramente de sus mismas Relaciones y de su largo y ruidoso Proceso, impresos ambos, no sólo se entregó a toda clase de excesos y dilapidaciones en su elevada posición, sino que se atrevió también a sostener la rivalidad y competencia con el mismo Monarca cerca de la viuda de Ruy Gómez de Silva, doña Ana de la Cerda, princesa de Mélito y duquesa de Pastrana, mujer de un carácter resuelto e intrigante, que había llegado con sus atractivos (a pesar de ser tuerta) a dominar la austera entereza de Felipe, para luego serle infiel. El asesinato del secretario Juan de Escobedo, enviado de D. Juan de Austria, ejecutado efectivamente en el callejón de Santa María, por disposición de Pérez, aunque en virtud de mandato expreso del Rey, no fue más que una horrible trama urdida por Antonio y la Princesa para deshacerse de este testigo importuno y reprensor de sus extravíos; habiendo hallado medios de malquistarle con el Rey, suponiéndole planes tenebrosos de conspiración, y hasta pretensiones amorosas cerca de la misma Princesa. Con lo cual, irritado Felipe, autorizó aquel atentado, que muy gustoso se prestó a consumar Antonio Pérez. Llegó, sin embargo, al cabo de algún tiempo, la verdad de la traición de éste y de la Princesa a oídos del Rey, y subiendo hasta un punto indecible su indignación contra el pérfido ministro y su infiel favorita, permitió aparecer a éste como reo único del asesinato de Escobedo, mandóle prender en la noche de 28 de Julio de 1579, al mismo tiempo que confinaba a la torre de Pinto a la Princesa, y fulminó contra aquél el célebre proceso que duró largos años. Fue reducido a prisión, primero en su casa propia, en la plazuela del Cordón, luego en las contiguas, que fueron del cardenal Cisneros, donde sufrió los horrores del tormento, y de donde al fin, próximo a subir al patíbulo, pudo evadirse milagrosamente, merced al ingenio y heroicidad de su esposa doña Juana Coello, la noche del miércoles Santo, 18 de Marzo de 1590, fugándose a Aragón. Allí, con su gran influencia y travesura, sublevó a favor suyo a aquel antiguo reino, de que sobrevinieron las formidables revueltas que dieron por resultado sangrientas guerras, el suplicio del Justicia mayor, Juan de Lanuza, y la desaparición de los fueros aragoneses. Antonio Pérez, fugado nuevamente a París, representó todavía un importante papel en aquella corte y en la de Inglaterra, continuó su vida agitada, sus intrigas y sus escritos políticos, hasta que falleció en el mismo París, en 1611, siendo sepultado en el convento de los Celestinos de aquella capital, que hoy no existe. <<

[54] DON FRANCISCO DE BORJA Y ARAGÓN, príncipe de Esquilache, nieto de San Francisco de Borja, nació en Madrid y en sus casas propias, en 1582; y en las mismas falleció en 26 de Octubre de 1668, siendo sepultado en la bóveda de la capilla llamada de los Borjas, en la Real iglesia de San Isidro, entonces Colegio imperial de los Jesuitas. Fue Virrey del Perú y desempeñó otras elevadísimas dignidades; pero su principal renombre lo debe a sus numerosos escritos, o sea la colección de obras poéticas, que figuran como una de las más preciadas joyas de nuestro Parnaso en el siglo XVII. <<

[55] Desde el pretil de los Consejos al frontero barrio de la Morería se ha echado al fin, en 1872, el puente o viaducto que yo pro puse en 1846 al Ayuntamiento, habiéndome invitado a asistir a la solemne ceremonia de inauguración, el 31 de Enero de 1872, como cronista de Madrid, y más bien como autor del pensamiento. <<

[56] El maestro JUAN LÓPEZ DE HOYOS, célebre catedrático de buenas letras en el citado estudio, sostenido por la villa, fue natural de Madrid, sacerdote y cura párroco de San Andrés, donde murió y fue sepultado en 1583. Su principal celebridad respecto a la villa de Madrid es por haber escrito y publicado tres libros (hoy muy raros), titulados, el uno, Historia de la enfermedad, tránsito y exequias de la serenísima reina doña Isabel de Valois (Madrid, en 8.º, 1569), en el cual hay dos cartas donde habla con su natural entusiasmo y buena fe de las antigüedades de esta villa, y al fin hace un discurso titulado: Declaración de las armas de Madrid, por manera curioso y peregrino. En este libro es donde se hallan varios versos de Miguel de Cervantes, a quien el autor apellida su caro y amado discípulo. Otro libro escribió el maestro Hoyos en 1568, titulado Relación de la muerte y honras fúnebres del serenísimo príncipe D. Carlos, y por último, otro en 1572, del Recebimiento que hizo la villa de Madrid a la serenísima reina doña Ana de Austria, sumamente curioso por los detalles que da en él de la topografía de Madrid en aquella época. De estos libros (cuyos ejemplares rarísimos tenemos a la vista, y de que daremos más pormenores en el Apéndice) es de donde todos los historiadores de Madrid tomaron la multitud de fábulas y extravagantes deducciones sobre la antigüedad y grandezas de esta villa, que inspiraban al buen maestro Juan López su patrio entusiasmo y su afición a lo maravilloso. Todos estos libros son, por lo demás, de tan escaso mérito literario, por su indigesta erudición, absoluta falta de crítica y afectado estilo, que hubieran desaparecido por completo si la crítica moderna no hubiera hallado en ellos algunas noticias, triviales entonces, que al autor se le escaparon, sin pensarlo acaso, de los sitios principales de Madrid en aquella época, y esos versillos hechos a nombre del Estudio por su caro y amado discípulo MIGUEL DE CERVANTES, que han servido a los biógrafos de este insigne escritor para computar los primeros años de su vida. <<

[57] Habiéndose derribado por ruinosa dicha casa en 1870, su propietaria la Sra. Condesa de la Vega del Pozo me invitó a redactar, como lo hice, una inscripción conmemorativa de haber estado en ella el Estudio público de la villa, a que asistía Cervantes, y la hizo esculpir en letras de oro en una magnífica lápida de mármol de Carrara, que se colocó sobre la puerta de la casa nueva. <<

[58] Poseí esta casa desde 1824 hasta 1856, en que le vendí. <<

[59] Estas casas perdieron su objeto cuando se construyó en 1868 la nueva y magnífica casa de Moneda en las afueras de la antigua puerta de Recoletos. <<

[60] Llamada así, a lo que parece, porque en el siglo pasado, habiendo muerto su poseedor sin dejar herederos, tuvo la ocurrencia de legarla al primero que entrase el día de su entierro por la puerta de Segovia; y habiendo sido un pastor con su rebaño de merinas, le fue adjudicada la casa por los testamentarios. <<

[61] «Madrid, castillo famoso,

Que al Rey moro alivia el miedo,

Hace fiestas en su coso,

Por ser el natal dichoso

De Alimenon de Toledo, etc.».

«…Y del cerrillo

Vienen, y del corral de las Naranjas

Y del moro Alamin, hoy Alamillo.

Estas saben tejer flores y franjas,

Obra morisca, y saben que el juzgado

Suyo allí estuvo, entre el arroyo y zanjas. <<

[62] Todo este distrito está en completa renovación, a consecuencia del Viaducto y la prolongación proyecta la de la calle de Bailén. <<

[63] Entre los primeros, señalaremos más adelante tres modestos recintos, convertidos hoy en otras tantas capillas dedicadas al Santo: el primero, el que se ve en la casa de los Vargas, plazuela de San Andrés, núm. 21. En esta antiquísima casa, y al servicio de Ivan de Vargas, tronco de aquella ilustre familia madrileña, es opinión constante que vivió el labrador Isidro, y la capilla ocupa una pieza baja pequeña, en que se supone ocurrió su gloriosa muerte. En ella se conserva una buena imagen del Santo, de tamaño natural, y se le da culto público el día de su conmemoración.

Otra capilla existe en el patio de la casa del Marqués de Villanueva de la Sagra (calle del Almendro, núm. 9), y es conocida por la Cuadra, donde la tradición supone que guardaba el ganado el Santo doméstico de Ivan de Vargas, y otra en la calle del Águila, número 1, en la misma casa de la sacramental de San Andrés, donde se conserva una de las arcas en que se guardó en lo antiguo el cuerpo del Santo.

La tradición también ha señalado hasta nuestros tiempos el paso del piadoso Madrileño en otros sitios de esta villa y sus contornos, ya en lo que hoy es su calle Mayor, y entonces era extramuros de la puerta de Guadalajara, donde había hasta hace pocos años un trozo de soportales, llamados aún de San Isidro, que se han derribado. Allí se encontraba un pozo milagrosamente abierto, según se cree, por el Santo, y otro en una casa de la calle de los Estudios, contigua al colegio Imperial. También se señala gratamente el sitio que ocupa hoy, a la orilla opuesta del Manzanares, la famosa ermita que visita en su día toda la población de Madrid, por ser el mismo donde hizo brotar el Santo, al impulso de su ahijada, la fuente milagrosa, a cuyas aguas se atribuye gran virtud. <<

[64] Este preciosísimo resto de venerable antigüedad excitó, hace algunos años, el celo del Gobierno y de la Comisión de Monumentos artísticos, para empeñar al Ayuntamiento de Madrid a su conservación, y la traslación a sitio más decoroso y resguardado de la humedad: y el que escribe estas líneas (como individuo que era de la Corporación municipal), en unión del arquitecto de Madrid y de dos señores vocales de la Comisión de Monumentos, fueron encargados de llevar a ejecución aquella idea. Reconocieron, en su consecuencia, los sitios y el arca, levantó el Arquitecto el plano de la nueva colocación en la capilla propia del Santo en la misma iglesia, se proyectó también una restauración bien entendida de las pinturas del arca y de los leones; pero después se olvidó el asunto y quedó en tal estado. <<

[65] De esta ceremonia fuimos testigos y actores el día 4 de Marzo de 1847, con ocasión de visitar el cuerpo y cambiar los paños riquísimos que le cubrían con los que le regalé S. M. la reina madre doña María Cristina de Borbón, lo que creemos no había tenido lugar desde el reinado de Fernando el VI. El patriarca de las Indias, Sr. Orbe, después Cardenal Arzobispo de Toledo, levantó por sus manos los paños, incorporó y dio a adorar el precioso cadáver, y le volvió a colocar y envolver en una rica sabanilla de encajes, cerrando después la urna y dirigiendo a los circunstantes una breve y patética exhortación; hecho lo cual, fue de nuevo subida aquélla por ocho regidores en representación de la villa de Madrid, dueña del santo cuerpo, y colocada en el sepulcro de mármol que se ostenta en el altar mayor. Fui uno de los ocho regidores que subieron el arca. <<

[66] Titúlase Vida y hazañas del gran Tamorlan, con la descripción de las tierras de su imperio y señorío, escrita por Ruy González de Clavijo, camarero del muy alto y poderoso señor don Enrique III de este nombre, rey de Castilla y de León, con un Itinerario de lo sucedido en la embajada que por dicho señor Rey hizo al dicho Príncipe, llamado por otro nombre Tamurbec, año del nacimiento de 1403.

Es muy interesante esta relación de viaje que emprendió Ruy Clavijo en unión con Frey Alfonso Pérez de Santa María, maestro en teología, y Gómez de Salazar, su guarda, embarcándose en el Puerto de Santa María en 22 de Mayo de dicho año 1403, y haciendo su derrotero por las Baleares. Córcega, Cerdeña, Sicilia, Malta, islas de Grecia, Constantinopla y Turquía, hasta Samarcanda, cuyos diversos países describe; y también la recepción que merecieron del Gran Tamorlan, y los obsequios y fiestas que les dispensó, etc.; todo con gran candidez y modestia. Recorrieron luego la Persia y la Tartaria, y otros muchos y remotos países, y reembarcados en Constantinopla, regresaron a España en 1.º de Marzo de 1406, dirigiéndose en seguida a Alcalá de Henares y Madrid, adonde llegaron en 24 de dicho mes, y dieron cuenta al Rey de su embajada. Esta interesante relación fue publicada por Gonzalo Argote de Molina en 1582, y posteriormente el Sr. Llaguno Amírola la volvió a publicar entre las Crónicas españolas, impresas por Sancha a fines del siglo último. Ruy González de Clavijo, a su regreso a Madrid, su patria, de aquel dilatado y peligroso viaje, reedificó a sus expensas la capilla mayor del monasterio de San Francisco de esta villa, donde después fue sepultado en un rico y suntuoso sepulcro alto de mármol, con su busto de alabastro en su memoria, con un epitafio que decía: Aqui yace el honrado caballero Ruy González de Clavijo, que Dios perdone, camarero de los reyes don Enrique, de buena memoria, e del rey D. Juan su fijo, al cual el dicho Sr. Rey uvo enviado por su embajador al Tamorlan, et finó dos dias de Abril año del Señor de mil e cuatrocientos e doce años.

Este sepulcro, que describe Gonzalo Argote de Molina, dice él mismo que luego fue quitado de la capilla mayor y trasladado a otro sitio para dar en ella lugar al cuerpo de la reina doña Juana. Es excusado decir que estos monumentos desaparecieron cuando la iglesia y convento antiguo de San Francisco.

Sobre las curiosas patrañas que Gonzalo Fernández de Oviedo y el maestro Hoyos atribuyen a Ruy González cerca del Tamorlan, véase el Apéndice. <<

[67] Esta fuente ha sido demolida. <<

[68] Obsérvese la contradicción en que incurren estos mismos cándidos analistas, pues que primero dicen que la Mantua de los griegos no contenía más que un estrecho recinto, que terminaba en el arco de la Almudena, donde pretenden haberse hallado las láminas que nadie vio; y después aseguran que los romanos agrandaron a Madrid, llamándole por esta razón Majoritum,y que la muralla (en que estaba ya comprendida la puerta Cerrada) fue obra de éstos en tiempo de Trajano. Y a renglón seguido estampan que el dragón o culebra esculpida en ella es el emblema que los griegos dejaban a las ciudades que fundaban. <<

[69] Habiendo sido derribada en 1867 dicha posada del Dragón, quedó en efecto descubierto un cubo y trozo de muralla, que fue también demolido para las nuevas construcciones de casas, y abierta la comunicación que proponíamos entre la Cava y la calle del Almendro. <<

[70] En ella vivió también, en el siglo XVI, el cardenal arzobispo de Toledo Rojas y Sandoval, que fue su propietario, y en el XVIII, el último Duque de Arcos, y el célebre jurisconsulto y gobernador del Consejo, D. Pedro Rodríguez de Campomanes. <<

[71] A esta iglesia se ha trasladado la parroquia de Santa María, hoy derribada. <<

[72] Recibimiento de la reina doña Ana de Austria, página 219 y siguientes. <<

[73] Entre las personas distinguidas une yacían en esta iglesia parroquial fue una el famoso poeta Juan Pérez, de Montalván, nacido en Madrid, en 1602, hijo de Alonso Pérez, librero del Rey. A los veinte y tres años fue doctor en Teología y se ordenó de sacerdote: como discretísimo autor dramático, fue amigo, discípulo predilecto y el más feliz imitador del gran Lope de Vega, escribiendo unas cuarenta comedias, algunas de las cuales merecen compararse a las mejores de aquel insigne dramaturgo. Igualmente escribió doce novelas y el Para todos, libro estimado y lleno de erudición e ingenio; el Orfeo castellano, poema, y un libro que tituló Fama póstuma de Lope de Vega. Murió resentido de la cabeza a consecuencia de un trabajo tan continuado, y en la temprana edad de treinta y seis años, en el de 1638, siendo sepultado en esta parroquia. Creemos que vivía en la calle de Milaneses o en la de Santiago. <<

[74] El cardenal D. Antonio Zapata de Cisneros nació en Madrid, en 1550, hijo del Conde de Barajas, y sucesivamente canónigo de Toledo, inquisidor de Cuenca, obispo de Cádiz y Pamplona, arzobispo de Burgos, cardenal de la Santa I. R. y virrey de Nápoles; asistió a dos cónclaves; fue, después de su regreso a España, inquisidor general y consejero de Estado; y cansado de tantos honores, se retiró en sus últimos años a la villa de Barajas, donde falleció, a los ochenta y cuatro años, en 1635, siendo sepultado en el convento de franciscos del mismo. Fue sujeto de suma instrucción y de grande influencia política. <<

[75] DON IÑIGO DE CÁRDENAS Y ZAPATA, señor de Loeches, fue natural y alférez mayor de Madrid, embajador a la República de Venecia, y en la corte de París en tiempo de Enrique IV. En la ceremonia de la coronación de la Reina de Francia, tuvo una riña con el Embajador de Venecia, a quien dio de bofetadas a presencia de toda la corte. La casualidad de haber asesinado al Rey aquella misma tarde Francisco Raveillac, hizo nacer la voz de que el Embajador español le había muerto, y cayó un gran tumulto sobre su casa, hasta que se hizo pública su inocencia. Este caballero fue célebre por su agudeza en el Consejo, y sus oportunas respuestas, tales como las que mediaron con el dicho rey Enrique de Francia, y que merecen leerse por lo discretas y arrogantes. Murió, en 1617, en estas casas de su mayorazgo. También fundó o reconstruyó la hermosa casa de campo, entre los dos Carabancheles, que aun disfrutan sus sucesores los Condes de Miranda y del Montijo. <<

[76] Este pórtico fue derribado, juntamente con aquel lienzo de casas de la Platería, en 1599 para ensanchar la calle, con motivo de la entrada de la reina doña Margarita, esposa de Felipe III, según leemos en las Relaciones de Luis Cabrera de Córdoba, en estos términos: «La acera de las casas de la Platería se ha echado a tierra, con que ha quedado la calle de Santa María muy espaciosa (página 17)»; y en las notas (página 620) se lee: «Las Platerías se van derribando, y también la iglesia de San Salvador, para ensanchar la calle, de manera que venga a emparejar con La casa del Sr. Presidente de Castilla». <<

[77] Véase el Apéndice, «Archivo y Biblioteca Municipal». <<

[78] Mucho se ha discutido y discute sobre la permanencia en esta casa del prisionero de Pavía. Los escritores modernos la niegan; pero los antiguos la indican, y Lope de Vega, en una carta autógrafa, que fue de don Agustín Duran, dice, aludiendo a su nacimiento, que fue en la Platería, pared por medio del sitio en que el César Carlos V puso la Francia a sus pies, y esto, dicho en un escritor casi contemporáneo, es muy de tener en cuenta.

Hoy se halla destinada esta casa a la Academia de Ciencias Morales y Políticas, y a la Sociedad Económica Matritense. <<

[79] Por tal le dan, ademas de esta inscripción, todos los analistas de esta villa, aunque la sana critica ponga en prudente duda la existencia de Madrid en principios del siglo IV, y aunque, ademas, haya intentado demostrar que dicho santo Papa no fue madrileño, ni aun español siquiera. <<

[80] El insigne dramaturgo D. PEDRO CALDERÓN DE LA BARCA nació en Madrid, y fue bautizado en la parroquia de San Martin en 14 de Febrero de 1600, hijo de D. Diego, señor de la casa de Calderón de Sotillo y también natural de Madrid. Después de una larga carrera literaria, sirvió en las guerras de Flandes y fue condecorado con el hábito de Santiago. En 1651 se hizo sacerdote y obtuvo una capellanía de los Reyes Nuevos de Toledo, siendo después elevado a capellán de honor de Su Majestad el rey D. Felipe IV, que le profesaba una sincera amistad y admiración por las muchas y esclarecidas producciones de su musa inmortal. <<

[81] En esta casa fue preso, en 8 de Abril de 1621, el gran duque de Osuna, virrey de Nápoles, D. Pedro Girón, de donde primero fue conducido al castillo de la Alameda, después a Carabanchel a la quinta de Miranda, luego a Vallecas, después a la huerta del Condestable (donde hoy el barrio de Salamanca), y por último a las casas de Gil Imon de la Mota (hoy V. O. T.), donde falleció en 1624. <<

[82] La vida de este portento de la naturaleza fue en extremo dramática: habiendo sido estudiante, militar, dos veces casado, y luego eclesiástico, caballero profeso de la orden de San Juan, doctor en teología, capellán mayor de la congregación de presbíteros naturales de Madrid, promotor fiscal de la reverenda cámara apostólica y del tribunal de la Inquisición, y notario escrito en el archivo romano. En su borrascosa juventud tuvo grandes empeños amorosos y caballerescos, de que resultaron largos viajes, desafíos y persecuciones, hasta que, acogido a la austeridad de la vida religiosa en su edad avanzada, fue un modelo de piedad y de recogimiento. Murió en Madrid, a 27 de Agosto de 1635, en la calle de Francos, en su casa propia, de que hablaremos en su lugar. Tuvo varios hijos legítimos y naturales, de que le sobrevivieron solamente dos hembras. Este celebérrimo ingenio, uno de los primeros del mundo, escribió, según sus biógrafos, 1.800 comedias y 400 autos sacramentales, y otro inmenso número de obras, sueltas que todavía no han podido catalogarse. La fama que le granjearon en vida no puede compararse con otra alguna; los pontífices y los monarcas le honraban con su amistad, y el entusiasmo que excitaba en el pueblo rayaba en idolatría.

En Febrero del año 1872 se ha colocado en esta casa, por disposición del alcalde D. M. M. de Galdo, una lápida con una inscripción conmemorativa. <<

[83] En el año de 1859 hallábase denunciada como ruinosa esta casita, y procedíase ejecutivamente a su derribo por la autoridad municipal, a pesar de las protestas del patrono de la capellanía a que corresponde y que la disfruta como heredero en los mayorazgos de los fundadores, señor Conde del Asalto. En tal circunstancia, el autor de esta obrita llamó la atención del público, de la autoridad municipal y del Gobierno, y hasta de la misma reina Isabel, en un sentido artículo denunciando esta ruina, próxima a llevarse a cabo, de tan respetable memoria (como ya en otra ocasión lo había hecho con buen éxito respecto de la casa de Cervantes), y tanto hizo, que logró llamar la atención del Ayuntamiento hacia este asunto, y que, suspendida la demolición, se acordase que luego de reparada la casa se pusiese, a nombre de la Corporación municipal, un sencillo monumento que recordase al ilustre madrileño que allí había terminado su existencia. El proyecto de dicha decoración consistía en el busto en relieve del gran poeta, con los atributos del sacerdocio, de la orden militar y de la musa cómica, y una inscripción conveniente y digna, y fue presentado al Ayuntamiento, pero esta corporación, después de muchos meses de dilaciones, se limitó a poner una tabla de mármol, que dice: «Aquí murió D. Pedro Calderón». Tan mezquino resultado no merecía la pena de (pie la municipalidad matritense hubiera tomado a su cargo representar el interés y simpatía que en el pueblo de Madrid despertó en esta ocasión la memoria de tan insigne compatriota. Hoy, próxima la celebración del centenario de la muerte del gran dramaturgo, ha llegado el caso de repararse esta falta. <<

[84] En comprobación de que la dirección de la antigua muralla iba por donde hoy la calle del Espejo, y no por la de las Fuentes, como algunos opinaban, cita Álvarez Baena, en su Compendio de las grandezas de Madrid, el hecho de haberse arruinado, en 1640, un trozo de dicha muralla sobre las casas del relator Llanos, donde vivía un médico, de cuya familia perecieron cinco individuos; y últimamente, en 1835, con motivo de la reconstrucción de las casas números 3 y 5 de la calle del Mesón de Paños, detrás de dicha calle del Espejo, vimos nosotros mismos al descubierto otro cubo o trozo de muralla, que seguramente nos convenció de su dirección entre ambas calles <<

[85] Ha sido derribada recientemente y construida de nuevo. <<

[86] En el piso segundo de esta casa, núm. 3 nuevo, de la calle de Santa Clara, se suicidó, el 15 de Febrero, el malogrado ingenio D. Mariano José de Larra, conocido por Fígaro, natural de Madrid. <<

[87] Esta calle, que apellidamos aquí con el nombre del célebre pintor D. Diego Vélazquez, por haberlo así acordado, a propuesta nuestra, en 1848, el Excelentísimo Ayuntamiento, publicándolo en el Diario y consignándolo en el Plano oficial de la villa, su ha rotulado después como continuación de la calle de Vergara, no siéndolo rectamente, y sobre todo, olvidándose el Ayuntamiento de su propio acuerdo y mandato, al tiempo que fijó el nombre de todas las calles nuevas de la plaza de Oriente. <<

[88] Esta casa, adquirida y reformada por la Diputación provincial, sirve hoy pana sus sesiones y oficinas. <<

[89] Derribada esta casa, se ha construido en su solar el cuartel de Alabarderos, hoy de la Guardia. <<

[90] DON ALONSO DE ERCILLA Y ZÚÑIGA nació en Madrid en 1533, y fue hijo de Fortunio de Ercilla, consejero del emperador Carlos V. Don Alonso se crió en clase de paje del príncipe D. Felipe, y con él mismo fue a Bruselas y a Inglaterra en 1547; pasó luego a América, a la pacificación de los Estados de Arauco, cuya guerra inmortalizó con su célebre poema heroico titulado La Araucana. Casó en Madrid con doña María de Bazán, de la casa de los Marqueses de Santa Cruz, y ambos yacen en el convento de carmelitas descalzas de Ocaña. Sus restos, destinados al Panteón Nacional, se trajeron a Madrid e iglesia de San Francisco, el 20 de Junio de 1809. <<

[91] «Hay diez iglesias parroquiales dentro de los límites de Madrid, y tres en el arrabal, que son aquestas: Santa María de la Almudena, Sant Johan, Santiago, Sant Gil, alias Sant Miguel de Sagra, y esta es una pequeña iglesia, y está dentro de la puente o cava del Alcázar. Hay otra que se dice Sant Miguel Ottores, Sant Nicolás, Sant Salvador, Santi Juste, et Sant Andrés, al que algunos llaman Sant Içidro, por un cuerpo sancto que allí dicen que hay y hace muchos siglos que está, que no está canonizado. Las iglesias del arrabal son tres: Santa Cruz, Sant Ginés et Sant Martin» (Quincuagenas). <<

[92] «Aquel que tú ves estar contemplando

En el movimiento de tantas estrellas

La fuerza, la orden, la obra de aquéllas,

Que mide los versos, de cómo y de cuándo.

Y ovo noticia philosofando

Del movedor y los conmovidos,

De fuego, de rayos, de son de tronidos,

Y supo las causas del mundo velando;

Aquel claro padre, aquel dulce fuerte,

Aquel que en Castalio monte resuena,

Es don Enrique, señor de Yillena,

Honra de España y del sigdo presente.

Oh ínclito sabio, autor muy sedente!

Otra y aun otra vegada te lloro,

Porque Castilla perdió tal tesoro,

No conoscido delante de gente.

Perdió los tus libros, sin ser conoscidos,

Y como en exequias te fueron ya luego

Unos metidos al ávido fuego,

Y otros sin orden no bien repartidos.

Cierto, en Atenes los libros fingidos

Que de Protágoras se reprobaron,

Con cerimonia mayor se quemaron

Cuando al Senado le fueron leídos». <<

[93] Este antiquísimo convento, iglesia y magnífico coro fueron bárbaramente demolidos en 1870, sin atender a las muchas reclamaciones que se hicieron en nombre de la Religión, de la Historia y de las Artes, y entre ellas la especial que yo hice para salvar al menos la iglesia y el coro. <<

[94] También ésta ha sido derribada y reconstruida de planta. <<

[95] A esta casa-hospital se refugió, en los últimos de su vida, el célebre escritor Vicente Espinel, y en ella falleció. <<

[96] Mientras la impresión de esta obrita se ha derribado esta antigua casa, que ocupaba muy cerca de 19.000 pies de sitio, y se ha construido en él una magnífica casa. <<

[97] DON JOSÉ DE CAÑIZARES (último de los esclarecidos ingenios que a tan alto punto elevaron el teatro español del siglo XVII) nació en Madrid, a 14 de Julio de 1676. A los catorce años escribió su primer comedia, Las Cuentas del Gran Capitán, y sucesivamente otras muchas hasta ciento o más, que le colocaron entre nuestros más afamados escritores dramáticos. En sus manos, y en las de don Antonio Zamora, concluyó, puede decirse, el antiguo teatro español. Entre sus muchos y apreciables dramas, El Domine Lucas, El Picarillo en España, El honor da entendimiento, y otros, son hoy muy populares y dignos de serlo. Fue militar de caballería, y luego procurador de los Reales Consejos. Murió en esta casa, en 4 de Setiembre de 1740, y fue sepultado en el convento del Rosario, que ha sido derribado recientemente. <<

[98] Hemos leido lince tiempo, no recordamos si en folleto o periódico de la época, que cuando los franceses hicieron derribar dicha iglesia, en 1809, exhumaron de su suntuoso sepulcro los restos del célebre marino y los hicieron trasladar al Ayuntamiento, tributándole los honores de capitán general. Ignoramos en qué sitio fueron depositados, y todas nuestras investigacioues para averiguarlo han sido inútiles, si bien creemos que fueron de nueve trasladados a esta parroquia en 1815. <<

[99] Hace pocos años ocurrió un violento incendio en esta preciosa iglesia, que destruyó por completo el magnífico retablo de Becerra y otras preciosidades. Después se ha renovado con muy buen gusto el templo, y colocado, en lugar de dicho retablo, el de S. J. Francisco de Regis, preciosa obra de mármol, que estuvo en la iglesia del Noviciado de Jesuitas, donde hoy la Universidad. <<

[100] «La Serenísima Princesa doña Juana trujo de Gandía las primeras monjas del monasterio que allí habia fundado el papa Alejandro VI (Borja)… Fue la primera abadesa una hermana del Marqués de Denia, y la segunda, otra hermana del padre Francisco, que dando de mano al mundo y sus falsas apariencias de señorío, con harto triunfo de la religión, dejó el ducado de Gandía, y tomó el Orden de la Compañía de Jesús, donde al presente es generalísimo…». (Sigue después en la relación de las austeridades y penitencias a que por la regla se sujetan aquellas ilustres señoras, y continúa):

«Y porque de la descripción del templo se infiera la disposición y Real aparato que en las honras hubo, con la brevedad que en mí fuere, diré sólo lo que hiciere al propósito y declaración del templo, dejando aparte el sitio y clemencia del cielo, jardines, fuentes Reales, patios y claustros, adornados de mucha escultura y columnas de mármol de Genova y muy rico alabastro; la grandísima capacidad de toda la casa, que es una isla, donde en los años pasados el invictísimo y católico emperador Carlos V y la emperatriz doña Isabel de Castilla, padres del rey D. Phelipe, nuestro señor, y de la Serenísima Princesa, y el arzobispo de Sevilla D. Hernando de Valdés, inquisidor general, se aposentaron hasta holgadamente, lo cual no es mal agüero de la gran capacidad y compartimiento de aposento, y dejo aparte lo mucho que cada día la Serenísima Princesa va ilustrando con nuevos edificios, escultura y pintura de toda la casa y claustros, suntuosísimamente.

»El templo, en su edificio y planta (para hablar con término de arquitectura) es de orden dórica. La portada, que comúnmente llámase delantera, es labrada a lo romano, del mismo orden toda, de recuadramentos de piedra berroqueña; los claros o macizos, de ladrillo, que hermosean mucho el edificio; en medio cae la puerta, a la cual su sube con tres gradas muy bien compartidas. Es guarnecida de un alquitrave, que va haciendo un recuadramente a toda la puerta; salen a los lados dos medias columnas dóricas, que alcanzan hasta el alto de las jambas; parece que salen como letras de la guarnición; encima un friso y alquitrave, sobre el cual hay un tablamento, al ancho de la puerta, con su guarnición por las mismas jambas, encima de la cual corona una cornisa con su frontispicio, la cual sale por detrás del entablamiento hasta el plomo de las columnas.

»Sobre esto se levanta un zócalo o embasamento, sobre el cual viene otro segundo cuerpo, y en medio un compartimiento romano con las armas de la Serenísima Princesa y Rey de Portugal; todos los encuadramentos que la acompañan son de columnas dóricas; sobre la cornisa que las corona corre y abraza toda la obra un muy rico frontispicio con su friso y alquitrave; definen y rematan toda la obra tres acroterias, en las cuales hay unos globos de piedra, grandes, con tres cruces de piedra berroqueña; encima del escudo de armas está un tondo, o ventana redonda, con una cornisa alrededor y vidriera, por donde entra la luz al coro de las monjas, que está fabricado sobre un pórtico entrante en la iglesia, de la manera siguiente». (Sigue la descripción del templo, que no está ajustado a lo que hoy parece, por haber sido, renovado en el siglo anterior).

Del famoso altar mayor dice lo siguiente:

«El altar mayor tiene un retablo, labrado de escultura y pintura, de más de cincuenta pies de alto, sentado sobre dos escudos de armas, de la Serenísima Princesa y Rey de Portugal; son de mármol de Genova; toda su guarnición y ornato, de lo mismo, labrado costosísimamente; hay en el retablo diez cuadros de mármol negro, en los cuales hay muchas historias sagradas, pintadas de mano de Gaspar Becerra, español, maestro de las obras del rey don Felipe, nuestro señor, que, a testimonio de todos los artífices extranjeros y personas que en esto tienen voto, ha sido el que más ha tirado la barra, como tan notablemente declaran sus obras, y entre las esculturas (porque todo es de su mano), que hay maravillosas, hay la Anunciación de María Santísima, que es la dedicación del templo, porque en tal día fueron las primeras monjas colocadas en este monasterio, año de 1558, acompañadas con gran aparato y procesión general desde las casas del Ilustrísimo y Reverendísimo señor D. Gutierre de Vargas Carvajal, obispo de Plasencia, natural de Madrid, donde Su Señoría, por comisión de la Serenísima Princesa, las tuvo muchos días con gran veneración y costa en el ínterin que se hacía este monasterio, donde fueron acomodadas». Describe después el relicario, la sacristía, los púlpitos y oratorios (en el sitio de uno de los cuales dice que nació la Serenísima Princesa fundadora), y saliendo del convento, termina describiendo el jardín con su exageración acostumbrada. <<

[101] Vendida por la Comunidad la parte de la huerta que mira a la calle de Preciados, se alzó en ella una manzana de casas por la Sociedad titulada La Peninsular. <<

[102] Ya queda dicho que esta casa ha sido derribada a consecuencia del nuevo edificio construido sobre el solar de San Martín para el Monte de Piedad. <<

[103] Derribada esta casa para reconstruirla, se ha vuelto a colocar en ella la nueva lápida conmemorativa. <<

[104] La fachada del costado de dicha iglesia que mira a la calle del Arenal presentaba un aspecto ridículo y extravagante, y ha sido reformada nuevamente en 1871, ofreciendo hoy una entrada más decorosa. <<

[105] Las Gradas de San Felipe, que estaban allí enfrente. <<

[106] Aquí incurrí en una equivocación, que me advirtió en una cordialísima carta el erudito y caballeroso Lord Howden (general Caradoc), embajador que fue de S. M. B. en Madrid, que tuvo la amabilidad de dirigirme desde Bayona, con fecha 25 de Marzo de 1862, día de la Anunciación de Ntra. Sra. (sic). En ella me decía que el Príncipe de Gales paró en la casa de las Siete Chimeneas, calle de las Infantas, y así es la verdad. <<

[107] Guarda-infante se llamaba, en el siglo XVII, el engorroso aparato, hecho de telas y alambres, que usaban las damas para ahuecar sus vestidos, reproducido después en el pasado siglo con el nombre de tontillo y confeccionado con ballenas y entretelas. Olvidado después, la voluble moda, exhumando este enojoso mueble a mediados del presente, lo ha exagerado hasta el extremo, en su materia y dimensiones, con muelles y aros de hierro, y generalizado su oso hasta las clases más ínfimas de la sociedad, con el impropio e insignificante título de miriñaque. En el fondo, y hasta en la forma, la cosa es esencialmente la misma; y por lo tanto, le cuadra muy bien la donosa definición que uno de los graciosos de Rojas (apellidado con el mismo nombre de Guarda-infante) hace de este mueble en la comedia de Los Tres blasones de España:

REY. ¿Cómo os llamáis?

GUARDA-INFANTE. Guarda-infante.

REY. ¿Qué es guarda-infante?

GUARDA-INFANTE. Un enredo para ajustar a las gordas;

un molde de engordar cuerpos;

es una plaza redonda,

adonde pueden los diestros

entrar a jugar las armas,

por lo grande y por lo extenso;

es un encubre-preñados,

estorbo de los aprietos,

arillo de las barrigas,

disfraz de los ornamentos,

y es, en fin, el guarda-infante

un enjugador perpetuo,

que está recaudo la ropa

sobre el natural brasero. <<

[108] No acertamos a combinar este número de casas que dan a la antigua Plaza los escritores de la época, con el que aparece de la Planimetría y registro general para la visita de aposento, verificada en mediados del siglo pasado, por la cual se demuestra que el número de dichas casas de la Plaza era sólo el de 68, la mitad exacta de las 136 de que hablan los escritores; a menos que éstos no adoptasen del lenguaje común de entonces la calificación vulgar de un par de casas, que solía darse a los edificios que constaban de más de un piso; en cuyo caso, los 68 pares de la Plaza representarían el citado número de 136. Por lo demás, el espacio de éstas era tan reducido, aun para 68, que las más de ellas andaban entre 200 y 600 pies de superficie; lo suficiente para una tienda en el piso bajo y otra pieza en cada uno de los superiores, a que se subía pollina empinadísima escalera, de que puede verse muestra en la única casa que queda de aquella época (es la señalada con el número 1 antiguo, 6 nuevo, de la manzana 195). A propósito de esta casa, debemos decir que no es cierto, como han asegurado varios periódicos, que perteneciese en el siglo XVII a la comedianta María Calderón, favorita de Felipe IV y madre de D. Juan de Austria, ni, por consiguiente, sea exacta la suposición de haberla hecho la Reina retirar de sus balcones en una función de toros. Esta casa pertenecía, según nuestras noticias, en la época a que se alude, al mayorazgo de Sebastián Vicente, que poseyó después el Marqués de Huerta. El cuento del balcón se refiere, sin duda, a otra casa más hacia la esquina de la calle de Boteros (que no existe ya), en la cual se veía un balconcillo fuera de alineación, que llamaba el vulgo el balcón de Marizápalos, y al cual se refiere la tradición de haber sido improvisado una noche, de orden del Rey, para que pudiese presenciar la fiesta una de sus favoritas, que no tenía balcón. <<

[109] Las fiestas ordinarias de toros eran tres al año, y se celebraban en la Plaza Mayor, en los días de San Isidro, de San Juan y de Santa Ana. <<

[110] Hasta que en 1790 se trasladó a la plazuela de la Cebada el sitio de las ejecuciones de los reos, tuvo lugar en esta plaza, levantándose el cadalso frente a la Panadería; cuando era de garrote, delante del portal de Paños: si era de horca o para los degollados, en la parte de las Carnicerías. <<

[111] «Relación histórica del auto de fe que se celebró en Madrid este año de 1680, con asistencia del Rey nuestro señor D. Carlos II, etc.». Un tomo en 4.º. Madrid, impreso por Roque; Miranda, 1680. <<

[112] Después se han vuelto a poner las escaleras interiores de los soportales, sacrificando esta comodidad del pueblo en general al tránsito de los carruajes. <<

[113] Permítase al autor de esta obrita recordar aquí que la reforma de esta hermosa Plaza, y la colocación en ella de la estatua de Felipe III (que de muchos años atrás venía indicando), fue adoptada por la Corporación municipal a propuesta suya, como concejal que era por los años 1846 al 50; y también que en representación de la misma Corporación solicitó, y obtuvo directamente de S. M. la Reina, la cesión de la estatua, propia de su Real patrimonio, que estaba en la Casa de Campo. Este monumento, obra de Felipe de Borgoña (el mismo escultor de la estatua ecuestre de Enrique IV que está en el Puente Nuevo de París), en ningún sitio de Madrid está mejor colocado que en la Plaza Mayor, obra de dicho Monarca; y el Ayuntamiento de Madrid no podría tocar a él para removerle sin faltará su propio acuerdo, a la conveniencia histórica, y, lo que es más, al favor que solicitó y obtuvo de la reina doña Isabel II.

Pero, establecida la República en 11 de Febrero de 1873, se quitó esta estatua en Junio de dicho año; mas después de la Restauración fue vuelta a colocar en su pedestal. <<

[114] En 1869 ha sido inútilmente demolida esta iglesia y su célebre torre para dejar un hueco más, pasando la parroquia a la iglesia de Santo Tomás, la misma que se incendió la noche del sábado 13 de Abril de 1872. La parroquialidad de Santa Croa ha andado después de iglesia en iglesia, y hoy se halla en la del Carmen Calzado. <<

[115] La sustitución de los nombres antiguos de estas calles por los nuevos fue propuesta por mí como concejal. <<

[116] El señor D. José Antonio Armona, corregidor que fue de Madrid a fines del siglo anterior, dejó también escrita e inédita una obra importante sobre este asunto; titúlase Memorias cronológicas sobre el origen de la representación de comedias en España, formadas en 1785 por el corregidor de Madrid, don José Antonio de A r mona. Son dos tomos en 4.º, perfectamente manuscritos, de letra de Palomares, y encuadernados en tafilete. Después de la muerte de su autor, acaecida en 1792, debieron pasar a manos del señor Llaguno, de cuya almoneda los adquirió nuestro amigo el señor don Toribio de Areytio, quien los ha cedido a la Real Academia de la Historia, permitiéndonos antes disfrutarlos. Comprenden dichas Memorias un Discurso desde el origen de la representación de las comedias en España, y particularmente en Madrid, desde que por haberse hecho pública esta diversión, empezó a merecer las atenciones del Gobierno; y después de señalar los primeros ensayos dramáticos, anteriores y posteriores a Carlos V, se fija en los tiempos de Cervantes y de Lope de Vega, y empieza la historia de los Corrales de Madrid, fundados por los hospitales hacia 1560. Inserta los diversos bandos, instrucciones y reglamentos dictados para su servicio desde 1584 (algunos muy curiosos), y otros varios documentos sobre la controversia de propiedad y disfrute entre los hospitales y la villa de Madrid, y sobre las prohibiciones y permisos de la representación de comedias; todo lo cual tuvo a la vista Pellicer para su curioso libro arriba citado, cuya publicación en 1804 quita mucho mérito a este manuscrito de Armona. Sin embargo, todavía tiene bastante, por contener dichos documentos íntegros, y otros varios que aquél no dio, como el Catálogo de los corregidores de Madrid (que insertamos en el Apéndice), el de los jueces protectores de teatros, la visita de las casas o corrales de la Cruz y del Príncipe hecha por la casa de aposento en 1606, y dos vistas de las plantas de dichos corrales antiguos, con su distribución en patio, alojero, gradas, aposentos, rejillas, cazuela y tertulia, muy curiosas y detalladas. También incluye una planta del teatro de la Cruz, proyectado por D. Phelipe Jubara, y tres planos de fachada, corte y proscenio, firmados por don Manuel Martín Rodríguez, en 1785, sobrino y discípulo del célebre D. Ventura, de quien acaso eran aquellos planos. Hace después la historia del teatro del Príncipe, obra del arquitecto Sacheti (que se quemó en 1806), la de la representación de los Autos Sacramentales de Calderón, y finalmente, da varios estados de productos de los teatros de diferentes años; terminando el tomo primero con un bando o instrucción impreso, de dicho corregidor Armona, para el servicio de los mismos.

El segundo tomo, menos interesante, comprende un Discurso original sobre asentar sobre bases útiles y buenas los teatros y los cómicos, en lo moral y en lo político, escrito por el excelentísimo señor Duque de Híjar, y la correspondencia que medió entre él y el corregidor Armona sobre este Discurso, con todos los documentos que comprende el tomo anterior, que le remitió éste a aquél por vía de notas, y otros muchos trozos tomados de las obras de Caramuel, Cervantes, Candamo, Luzán, Nasarre, etc., todos impresos y conocidos. <<

[117] Se ha renovado su fachada en 1867 con bastante buen gusto, y lo mismo el interior de la sala. Posteriormente ha vuelto a titularse Teatro Español, y con el derribo de la manzana de casas fronterizas, ha quedado en la linda plaza-jardín de Santa Ana. <<

[118] El licenciado D. JERÓNIMO VILLAIZÁN Y GARCÉS nació en Madrid, y fue bautizado en la parroquia de San Martín, a 9 de Junio de 1604. Fue hijo de Diego de Villaizan, boticario; siguió la carrera de la abogacía, cuya profesión ejerció muchos años, con grande aplauso, en los tribunales de la corte; distinguiándose igualmente entre los literatos por su ameno ingenio y fecundidad en la poesía dramática; circunstancia que le valió el favor y hasta la amistad del rey Felipe IV. Entre las comedias de Villaizan que fueron impresas y han llegado hasta nosotros, la más apreciable es la que lleva por título Ofender con las finezas. <<

[119] Al fin se derribó esta manzana de casas, y regularizó y convirtió en square la plazuela. En su centro se ha colocado la estatua de Calderón dando frente al Teatro Español. <<

[120] El maestro HORTENSIO FÉLIX PARAVICINO nació en Madrid en 1580, con tan peregrino ingenio, que a los cinco años va sabía leer, escribir y contar; concluida su carrera en Alcalá y Salamanca, entró de religioso trinitario en esta ciudad; se graduó de doctor en teología, y después fue definidor de la provincia de Madrid, predicador del Rey y Vicario general de su religión; habiendo hecho varios viajes a Italia y Flandes, y adquiriendo en todas partes una fama colosal por su elocuencia y sus abundantes escritos, publicados muchos de ellos bajo el nombre de D. Félix de Arteaga. Murió en el convento de Madrid, en 12 de Diciembre de 1633. <<

[121] Una nueva desgracia ha venido a caer sobre este templo con el violento incendio de que fue presa en la noche del sábado 13 de Abril de 1872, en que también se hundió la cúpula y muchas otras partes de la iglesia, habiendo hecho necesario su derribo total. <<

[122] En el centro de esta plaza-jardín se ha colocado, en 1870, la estatua en bronce de D. Joan Álvarez Mendizábal. <<

[123] Fray Gabriel Tellez (maestro Tirso de Molina) nació cu Madrid, como él mismo asegura, hacia 1585. Fue gran filósofo y teólogo, historiador y poeta insigne. Escribió muchas obras en prosa y verso, pero su principal celebridad la debe a sus ingeniosísimas comedias, que él mismo asegura llegaron a 300 y fueron publicadas en parte con el nombre ya dicho de Tirso de Molina, con el que es tan conocido y popular. Avanzado en la edad, tomó el hábito de la Merced calzada en el convento de Madrid, hacia 1620, y en dicha Orden obtuvo muchos cargos; fue maestro de Teología, predicador de mucha fama, coronista general de la misma y definidor de Castilla la Vieja. En 1645 fue elegido comendador del convento de Soria, donde se cree que murió hacia 1648. <<

[124] FRANCISCO RAMÍREZ, hijo de Madrid y de la casa de Bornos, capitán general de artillería, de los Beyes Católicos, fue célebre por su valor, y señaladamente en el cerco del castillo de Alaliar y Cambil, y en la conquista de Málaga, que puede decirse decidió su arrojo, siendo armado caballero por el rey Fernando en el mismo sitio. Casó en segundas nupcias con doña Beatriz Galindo (La Latina), maestra de la Reina Católica, y murió en las guerras con los moros, en la Serranía de Ronda, en 1501. BEATRIZ GALINDO (La Latina) fue natural de Salamanca. <<

[125] Han sido inútiles mis esfuerzos para conseguir que esta calle fuese denominada de Tirso de Molina, hijo de Madrid, y monje mercenario, que tenía su celda en la esquina enfrente de ella, desde donde, dice en MSS. de la Histeria de la Merced, «que estaba viendo el Burro que tenía por muestra un corral», y que dio nombre a la calle por algún tiempo. <<

[126] El PADRE JUAN EUSEBIO DE NIEBEMBEBG, jesuita, se bautizó en la parroquia de San Martín, en 9 de Setiembre de 1595, y fue hijo de un noble alemán al servicio de la Casa Real. Su virtud ascética, la rigidez de su vida y su prodigioso talento le brindaron las mayores dignidades de la Compañía de Jesús, a que pertenecía, y le granjearon la fama general de grande y santo. Su muerte, acaecida a los sesenta y tres años de edad, el 7 de Abril de 1658, fue llorada como una calamidad pública. Fue sepultado con mucha pompa en la bóveda de la iglesia de la Compañía, debajo del presbiterio del altar mayor. Las obras, castellanas y latinas, que compuso fueron tantas, que parece imposible que bastase a ellas su vida entera, y ocupan un largo catálogo en las bibliotecas; son ascéticas, históricas, filosóficas y poéticas, y varias de ellas, como la titulada Diferencia entre lo temporal y eterno, han sido reimpresas muchas veces y traducidas en diversos idiomas. <<

[127] Últimamente, trasladados a Madrid desde París, por Real orden, los restos mortales del insigne poeta cómico D. Leandro Fernández de Moratín y los del moderno publicista y orador don Juan Donoso Cortés, marqués de Valdegamas, fueron depositados en estas bóvedas, el día 12 de Octubre de 1853, después de un solemne funeral, con asistencia del Consejo de Ministros y de otros altos funcionarios, y representantes de las Corporaciones científicas y literarias.

A esta misma bóveda han venido también los restos de don Juan Meléndez Valdés, exhumados y traídos, de orden del Gobierno, desde el cementerio de Montpellier, en que yacían. <<

[128] Derribada también esta iglesia en 1889, ha sido trasladada la parroquia a la de San Cayetano, en la calle de Embajadores. <<

[129] Aprovechamos la ocasión de citar este palacio, para decir que en el archivo de esta ilustre casa de los descendientes de Guzmán el Bueno, entre otros preciosos documentos, se conservan completas las profundas y eruditas obras históricas y literarias del sapientísimo escritor padre maestro Fray Martín Sarmiento, que forman, si no recordamos mal, catorce volúmenes en folio, manuscritos, y parte de ellos de su misma letra, cuya preciosa colección (la mayor parte inédita) fue regalada por el mismo autor al Marquée de Villafranca, su discípulo. Mucho honraría al poseedor actual de aquella ilustre casa disponer que dichas obras viesen la luz pública, en lo cual haría un servicio eminente a las letras españolas; y de todos modos, llamamos aquí sobre dicho precioso tesoro la atención de la Academia de la Historia. <<

[130] Dedicado a este objeto por decreto de las Curtes constituyentes de 1869, fueron trasladados a él con gran pompa, en 20 de Junio de dicho año, los restos mortales de el Gran Capitán, Juan de Lanuza, el Conde de Aranda, el almirante Gravina, Garcilaso de la Vega, Juan de Mena, Quevedo, Calderón, Ercilla, el médico Laguna, Ambrosio de Morales, y los arquitectos Rodríguez y Villanueva; pero abandonada después indiscretamente aquella idea, han vuelto a sus antiguas sepulturas todos o casi todos aquellos preciosos restos. <<

[131] En 31 de Enero de 1872 tuvo el autor la satisfacción de ser invitado, como iniciador del pensamiento, a la solemne ceremonia de inauguración del magnífico viaducto de hierro que se ha construido en el sitio mismo en que él le propuso en 1840. <<

[132] Esta plaza, despejada de los cajones de venta, se ha convertido hoy en un magnifico mercado de hierro. <<

[133] En la calle de Santa Ana (entre la de la Ruda y del Rastro) existía hasta el año de 1851 (en que fue derribada para incorporarla con su inmediata) la casa de las cinco tejas, porque, en efecto, no tenía más que este número en su frente o fachada; era señalada con el número 20 antiguo, 9 moderno, de la manzana 88, y se componía de ciento treinta pies superficiales, con cinco y medio de fachada; perteneció a las memorias de María León, en la parroquia de San Justo, y estaba arrendada en catorce reales al mes. Era sin disputa la casa más chica de Madrid. <<

[134] Hoy está en él la parroquia de San Millán, que fue derribada en 1870. <<

[135] Esta fábrica sufrió un horroroso incendio en 1862. <<

[136] En el Casino de la Reina se ha establecido, harto impropiamente, el magnifico Museo arqueológico, inaugurado en 1871. <<

[137] También vivió en esta calle, y casa número 20 moderno, en los últimos años fiel siglo anterior, el insigne patricio don Gaspar Melchor de Jovellanos, siendo consejero del de las Ordenes y ministro de Gracia y Justicia. <<

[138] Este nombre le fue vulgarmente dado por corrupción, y a causa de una imagen de Nuestra Señora que se conserva en su capilla y que trajo un soldado de Enkuissen, ciudad de Holanda. <<

[139] A esta modesta casa ha sido trasladada la comunidad de religiosas de Santo Domingo el Real, cuando el bárbaro derribo de su convento en 1870. <<

[140] Georges Borrow, The Biblia in Spain. <<

[141] Ya no se celebra allí. <<

[142] «Vinieron con semblantes pudibundos

Las que habitan el Austro, donde lavan

Los pies el agua de árboles profundos». <<

[143] En la casa número 16 de esta calle estaba la cárcel eclesiástica o de la Corona, y en ella fue asesinado por el populacho, en la tarde del 4 de Mayo de 1821, el desdichado D. Matías Vinuesa, antiguo cura de Tamajón, preso en ella por los planes contrarrevolucionarios que se le atribuyeron. <<

[144] En el año pasado de 1880 han sido trasladadas a este pequeño templo las cenizas de aquel insigne ingenio, que estaban depositadas en el cementerio de San Nicolás. <<

[145] Aunque posteriormente los de Maravillas y Barquillo y otros, en la parte alta de la población, compartieron con los demás el albergue de estas clases y fueron comprendidos en la misma categoría, la parte del vecindario conocida por la manoleria prefirió siempre los bajos de Lavapiés, Rastro, Inclusa y Embajadores, así como los chisperos aquellos altos. <<

[146] Ya hicimos notar la coincidencia de que el ministro Esquilache vivía en la calle de las Infantas y rasa de las Siete Chimeneas, y el Príncipe de la Paz en la otra esquina a la calle del Barquillo. <<

[147] Entre los infinitos rasgos que la tradición nos ha conservado, significativos de esta actitud del pueblo bajo de Madrid respecto a José Napoleón y su gobierno, no queremos privar a nuestros lectores de un pasquín que apareció simultáneamente en las esquinas de Madrid con la alocución o proclama del nuevo monarca; si bien los términos demasiado libres en que está concebido nos hicieron titubear en estamparlo: decía, pues, así:

«En la plaza hay un cartel

Que nos dice en castellano

Que José, rey italiano,

Roba a España su dosel;

Y al leer este cartel

Dijo una maja a su majo

—Manolo, pon ahí abajo

Que me C… en esa ley

Porque acá queremos rey

Que sepa decir C…:» <<

[148] El comendador Vich, en sus Efemérides, dice: «Murió Castro (D. Guillen) en Madrid, lunes 28 de Junio de 1631, de edad de 62 años, y tan pobre, que de limosna lo enterraron en el hospital de la Corona de Aragón». <<

[149] La relación de la conversión a la penitencia de este piadoso varón es sumamente interesante, y ha ocupado las plumas de los historiadores y biógrafos, y hasta fue presentada en la escena por la musa cómica de Gaspar de A rila. Era natural de las Huelgas de Burgos y procedía de una familia ilustre y acomodada. Siguió la carrera de las anuas, y fue secretario y ayudante del Duque de Sesa, D. Gonzalo Fernández de Córdova; su nobleza, caudal, juventud y dotes personales le hacian uno de los más cumplidos caballeros de la corte de Felipe II. Adornado primorosamente con el esmero propio de tan apuesto galán, pasaba una mañana por la calle de las Postas, cuando un barrendero, por inadvertencia, le salpicó de lodo el vestido: irritado nuestro caballero, y no pudiendo contener sus ímpetus, dio una bofetada al barrendero, el cual, lejos de enojarse, arrojó la escoba, y postrándose a los pies de Obregon, díjole con una mansedumbre evangélica: «Doy a vuestra merced las gracias por esta bofetada con que me ha honrado, y castigado mi «falta», de cuya heroica respuesta sorprendido Bernardino, no pudo menos de estrechar en sus brazos al barrendero y pedirle fervorosamente perdón; y herido como por un rayo de luz divina por aquella escena, regresó a su casa, resolvió cambiar su vida disipada, y trocar su fortuna y brillante posición por la de un humilde servidor de los pobres; retiróse primero para ello al hospital de Corte; fundó después el de Convalecencia, y por último la Santa Hermandad o cofradía llamada por él de los Hermanas Obregones, y que es conocidaen toda España por el generoso sacrificio con que se dedican al cuidado de los enfermos en los hospitales. El cuerpo del venerable yace en la iglesia de este Hospital general. <<

[150] Esta costumbre han continuado hasta hoy los actores contemporáneos, desde Rita Luna e Isidoro Maiquez, hasta Guzman, La Torre, Romea y otros. La Rita Luna vivía a principios de este siglo en la calle de San Juan; Isidoro Maiquez en la de las Huertas, número 6, y en 1840 y 41 se tituló esta calle de Maiquez, aunque después se revocó esta denominación. También vivió en la calle de Alcalá, pasada la de Cedaceros, y en la de Santa Catalina, número 10 nuevo, de donde salió para el destierro, en que falleció en 1820, en Granada. <<

[151] En 23 de Abril de 1833 (aniversario de la muerte de Cervantes en 1616), y en el momento de hallarse derribando esta casa, aprovechó el autor de esta obrita ambas circunstancias para insertar un sentido artículo, con el epígrafe de La Casa de Cervantes, en el único periódico literario que entonces se publicaba, y que después incluyó en sus Escenas Matritenses. Este artículo llamó la atención del monarca Fernando VII, quien, guiado de un alto sentimiento de patriotismo, y secundado por el celo y la ilustración del difunto comisario de Cruzada don Manuel Fernández Várela, dispuso por una Real orden, publicada en la Gaceta a los pocos días, que se hiciesen proposiciones al dueño de la casa para adquirirla el Estado, y destinarla a algún establecimiento literario; pero negándose el dueño a enajenarla, se mandó por el Rey que se colocase sobre la puerta el monumento que existe, lo cual tuvo lugar a expensas de los fondos de Cruzada y por la disposición del Comisario general, que tuvo la amabilidad de contar para ello con el autor del pensamiento, quien se complace en recordar aquí la parte que le cupo en esta magnánima disposición del rey D. Fernando VII. <<

[1]52 Esta Mariana Romero es sin duda la cómica famosa de que hace mención Pellicer en su obra sobre el Origen de la comedia (parte 2.ª, pág. 113), la cual se metió monja descalza, y luego, antes de profesar, se cansó del monasterio y se fue a vivir a su casa (sin duda a esta misma), donde murió de allí a poco, aunque antes se casó con el comediante Manuel Ángel, que era ya viudo de otras cinco mujeres, y también sobrevivió a ésta, hasta que, y& retirado del teatro, murió en 1.º de Enero de 1711, en su casa propia, calle del Barco. <<

[153] En 25 de Noviembre de 1862 (centenario tercero del nacimiento de Lope) se descubrió solemnemente el lindo monumento mural que, a propuesta mía, mandó construir la Real Academia Española en obsequio del Fénix de los Ingenios, en cuya propia casa celebró aquel día una solemnísima sesión, con asistencia de las demás Academias y otros cuerpos literarios, habiéndose al efecto restaurado la casa en la fachada, y en lo interior el oratorio, alcobas, jardinillo, etc., en los términos en que pudo estar en vida de Lope, de cuya ejecución material fui encargado por la Academia. <<

[154] Esta casa, vendida en 1868, ha sido renovada y desfigurada completamente por el comprador Sr. Jonceda, si bien debo decir que dicho Señor me invitó a redactar (como lo hice) una inscripción que se proponía colocaren una lápida; pero ocurrida a poco la muerte del mismo, su viuda no ha realizado aquel pensamiento. <<

[155] Cuando en 1835 se dio a la calle de Francos el nombre de Cervantes, fui de opinión (y así se lo manifesté al corregidor Marqués de Pontejos) que este nombre cuadraba mejor a la del León, donde propíamente estaba la casa en que aquél murió, y en otras de las cuales vivió también anteriormente; o bien a la de Cantaranas, donde yace enterrado aquel grande ingenio, en el convento de las Trinitarias, reservando a la de Francos el nombre de Lope de Vega, que tenía en ella su casa propia, y donde falleció; pero se equivocó dicha nomenclatura, y se dio este último a la de Cantaranas, que nada tiene que ver con el Fénix de los Ingenios. <<

[156] Cuando en 1869 amenazó el derribo de este convento e iglesia, tuve la fortuna, invitado por la atribulada comunidad, en unión del Director y Académico de la Española Sres. Marqués de Molins y D. Antonio Ferrer del Rio, de obtener, previas vivísimas gestiones cerca del patriota gobernador de la provincia, Sr. Moreno Benítez, que se revocase dicha orden fatal; y en su consecuencia, propuse a la Academia la erección del bello monumento mural que a sus expensas costeó en la fachada de dicho convento, que al paso que para honra del egregio ingenio que allí reposa sirve también para ponerle a cubierto de toda profanación ulterior. De este modo el insigne Cervantes, que alcanzó su redención del cautiverio por a Orden trinitaria, devolvió el mismo beneficio a la propia Orden redentora, con la sombra y fama de su preclaro ingenio.

A consecuencia de este suceso publicó en el mismo año el Señor Marqués de Molins su interesante libro titulado La Sepultura de Cervantes. <<

[157] Esta última salida se ha abierto recientemente por la huerta de Jesús. <<

[158] En los salones de esta casa se instaló el Ateneo de Madrid, en la noche del 5 de Diciembre de 1835, que después pasó a ocupar otra en la misma calle del Prado, señalada con el núm. 27 nuevo, luego a la calle de Carretas, núm. 37, después a la plazuela del Ángel, núm. 1, y actualmente a la calle de la Montera, núm 32. <<

[159] Sobre este título de patrona de Madrid, con que es apellidada alternativamente esta imagen y la de Nuestra Señora de la Almudena, también han entablado grandes controversias los escritores; pero de ellas puede deducirse que en los pasados tiempos, y hasta la venida de la corte, la de la Almudena era la designada generalmente por patrona de la Villa, y por lo tanto, la de Atocha se sobrentiende serlo de la corte. <<

[160] Se construye en este sitio el edificio destinado a Bibliotecas y Museos. <<

[161] Histoire publique et secrete de la cour de Madrid, Cologne, 1719. <<

[162] Los dos personajes que llevaron estos nombres de Gregorio López Madera, padre e hijo, fueron naturales de Madrid, y respectivamente célebres por su ciencia y elevada posición en la corte de los monarcas desde Carlos V a Felipe IV. El primero, doctor en medicina y médico de cámara del Emperador y de Felipe II, asistió también al lado de don Juan de Austria como protomédico general de la liga católica en la guerra de Granada y contra los turcos, mereciendo tanta estimación de aquel ilustre príncipe, que después de la batalla de Lepanto le regaló la espada que en aquella ocasión le babia enviado el papa Pío V, cuya alhaja se conservó después en el convento de Atocha, en cuya capilla colateral de Santo Domingo fue enterrado el doctor Madera, que falleció en Madrid, a 3 de Mayo de 1595.

Su hijo, el no menos célebre licenciado y jurisconsulto, fue tan aventajado y precoz en su ilustrada carrera, que a los diez y ocho años se graduó de doctor en leyes y fue catedrático; mereció del rey D. Felipe II ser nombrado oidor de la audiencia de Sevilla, y a los veinte y tres años, fiscal de la chancillería de Granada; de allí, en los primeros años del XVII, vino de fiscal del Consejo de Hacienda; después alcalde de Corte y corregidor de Toledo, y en 1619 Felipe III le nombró consejero de Castilla; Felipe IV le hizo merced del hábito de Santiago, y lleno de honores, fama y merecimientos, falleció hacia 1640, siendo también sepultado, como su padre, en la capilla de Santo Domingo de la iglesia de Atocha. Escribió diversas obras de jurisprudencia y otras de historia, y entre éstas, Las Excelencias del reino y monarquía de España (Valladolid, 1597, en folio); La Historia de las reliquias, láminas y profecías del Sacro Monte de Granada (Granada, 1602), y ademas otras varias y diferentes comedias, que hoy nos son desconocidas. <<

[163] Este acuerdo fatal privó a la capital de España de ostentar en sitio conveniente un monumento público de tan alta importancia, al arquitecto de lucir la esplendidez de sus planes, y al Congreso mismo de su futura comodidad y desahogo. Pero la intolerancia y exclusivismo de los partidos políticos pudieron más que las razones de conveniencia que se expusieron para la construcción de este palacio en el sitio que ocupaba el Tívoli o en la huerta de la casa en que estaba la Dirección de Infantería, previa la desaparición de ésta, y dando aquél frente al magnífico salón del Prado. Ambas cosas eran más convenientes, menos costosas y hacederas, por la mayor espaciosidad y nivelación del terreno, holgura del aspecto y acceso conveniente; pero el Gobierno, llamado progresista, de aquellos años se empeñó decididamente en sostener el acuerdo de construir el nuevo edificio en el mismo solar del antiguo, para anudar la memoria de ambos; así como el Gobierno anterior de 1834, apellidado moderado, se negó abiertamente a reunir las primeras Cortes generales en el antiguo salón del convento de D.ª María de Aragón, «para que no padeciese que eran una continuación del espíritu e ideas de 1823», y designó él mismo el templo del Espíritu Santo para el Estamento de Procuradores, y el Casón del Retiro para el de Próceres. <<

[164] El señor rey D. Juan el II hizo merced a D. Rodrigo de Villandrando, conde de Rivadeo, por privilegio despachado en Torrijos, el año de 1441, de que, en memoria del señalado servicio que hizo a S. M. el día de la Epifanía, adquiriéndole la entrada en la ciudad de Toledo y salvando su Real persona, él y sus sucesores en su casa se sentasen en la mesa de SS. MM. y la de los señores reyes sus sucesores en Castilla y León, en aquel día, y les fuesen dadas las ropas y vestiduras que se vistiesen en él, y la forma en que se ejecutaba esta función es la siguiente:

El Conde iba a palacio a la hora de mediodía, acompañado de sus parientes y amigos, y aguardaba en la parte que tiene entrada a que saliera S. M. a comer.

Después de haber cubierto y puesto la mesa para S. M. en la antecámara, en la forma que se acostumbra en la comida pública y solemne, trayendo las viandas con maceros, atabales y trompetas (se refiere al año 1651), sale S. M. acompañado de los grandes, mayordomos y gentiles-hombres de la cámara. Los cuatro reyes de armas con cotas toman su lugar sobre la tarima, a las cuatro esquinas, y los maceros abajo, a los dos lados de la tarima, con sus mazas para desembarazar el paso y acompañar la copa cuando S. M. la pide.

En lavándose S. M., habiendo echado la bendición el prelado y sentádose S. M., al tomar el mantel y la servilleta, hace seña al Conde de Rivadeo para que se siente, y al mismo tiempo un ayuda de la furriera le pone un banquillo de nogal en el testero de la mesa a la mano izquierda de S. M., donde se sienta descubierto, y porque en la mesa no hay recado ninguno para el Conde, un ayuda de la panatería disimuladamente le da una servilleta, y en ella un panecillo y cuchillo. Los platos de que Su Majestad no gusta, hace seña al trinchante para que se levanten, y los que va comiendo aparta a la mano izquierda hacia el Conde, el cual, después de haber comido de ellos, los da al sausier o aun ayuda. En sirviendo a Su Majestad la copa, lleva al Conde la suya (que para este efecto sube secreta del oficio de la Cava) algún pariente de su casa, descubierta y sin salva. En levantándose S. M. y levantado el último mantel, el Conde se pone en pié, quita la mesa el aposentador de palacio y sus ayudas, da las gracias el limosnero mayor, el Conde besa a S. M. la mano y le acompaña con los demás caballeros hasta su aposento, y los mayordomos y gentiles-hombres de la boca se van a comer al Estado, y con ellos el Barlet Servant.

(Hace muchos años, incluso el presente, que por la mayordomía mayor de S. M. se avisa a S. E. con la debida anticipación que S. M. no come en público, y que, por lo tanto, no puede disfrutar del privilegio de sentarse o su Real mesa como conde de Rivadeo).

Las diligencias y formalidades que se observan hoy para la solicitud y recibo del vestido que el Rey se pone el día de la Epifanía de cada un año son las siguientes:

El Excmo. Sr. Duque de Híjar pasa un oficio al Sr. Sumiller de Corps, a fin de que haga presente a S. M. que correspondiéndole, como conde de Rivadeo, las Reales vestiduras que usó S. M. el día de la Epifanía, se digne dar la orden correspondiente para su entrega.

El señor Sumiller contesta al señor Duque que el vestido está pronto, y que señale día y hora para recibirle; vuelve S. E. a escribir señalando día y hora, que siempre acostumbra ser tres o cuatro días después, para que el Sumiller tenga tiempo de comunicar sus órdenes al guardarropa de S. M., y éste a sus dependientes; asimismo se pasa otro oficio al caballerizo mayor para el coche de la casa Real, mancebos y cocheros que han de ir con él; otro al capitán de alabarderos para que nombre y envié los que han de acompañar el vestido; la hora que se señala es generalmente las once de la mañana.

Sale dicho vestido, desde Palacio, en un coche de la casa Real, de media gala, tirado de cuatro mulas a guías, acompañado de cuatro alabarderos y sus correspondientes mancebos; de la Real casa viene en dicho coche el jefe del guardarropa de Su Majestad, que trae el vestido colocado en una bandeja envuelta en un tafetán, y dos ayudantes del guardarropa.

En el gran salón de tapices de la casa de S. E. hay un dosel, y delante de él una mesa y silla, en la que se sienta S. E. a la hora señalada.

Al llegar el coche a la casa del señor Duque, se hallan los jefes y dependientes de sus oficinas en traje de etiqueta, y los criados y lacayos con librea de gala, aguardando al pie de la escalera, y dichos ayudantes del guardarropa se apean y reciben la bandeja cubierta con el tafetán que contiene el Real vestido; y luego que lo verifica el jefe del guardarropa, vuelve a recibir la bandeja y la sube en sus manos, acompañada de los cuatro alabarderos, ayudantes del guardarropa, dependientes, criados y lacayos del señor Duque. Al apearse del coche el jefe del guardarropa, el escribano de la casa de S. E. le pregunta cómo se llama, para insertarlo en el testimonio con los pormenores de la ceremonia.

Subiendo toda la comitiva, los dos ayudantes del guardarropa, junto con su jefe, y al lado los cuatro alabarderos, entran en el salón destinado al efecto, en cuyo momento S. E. el señor Duque se levanta, les hace su cumplimiento saliendo a una punta de la mesa y se vuelve a su silla, y el jefe del guardarropa le dice: «que el Rey (hoy la Reina) le ha mandado, en cumplimiento de su privilegio como conde de Rivadeo, llevarle el vestido que usó el día de la Epifanía», y oído el recado, se levanta el señor Duque y responde que se pone a los Reales pies de S. M. y le da las gracias por las honras que dispensa a su casa y persona. Hecha esta ceremonia, se retiran por el mismo orden que entraron en la sala, y S. E. para despedirlos se levanta y sale hasta la punta de la mesa. Acto continuo y a presencia del escribano de su casa descubre S. E. el tafetán, y se extiende testimonio en forma de las prendas de que se compone el vestido, se manda un traslado a la Sumillería, y otro queda en el archivo de la casa del señor Duque, donde existen muchos testimonios de este acto, referentes a diversos reinados. <<

[165] También ha sido derribado este palacio, y construida en su solar una manzana de casas magnífica por la sociedad Peninsular. <<

[166] En el cuarto entresuelo de esta casa vivió y murió, en 30 de Setiembre de 1840, el digno corregidor de Madrid e inolvidable patricio D. Joaquín Vizcaíno, marqués viudo de Pontejos; y su propietario, el Marqués de Miraflores, falleció en ella en Febrero de 1872. <<

[167] A la entrada de esta calle por la de Alcalá fue alevosamente asesinado el presidente del Consejo de Ministros don Juan Prim, la noche del 27 de Diciembre de 1870. <<

[168] Con alusión ala vecindad de la casa de la embajada inglesa al palacio de Buenavista, y de la supuesta influencia que ejercía el ministro británico mister Asthon en los consejos del regente Espartero, se dijo haber aparecido un día de 1841 este pasquín:

En este palacio

Habita el Regente;

Pero el que nos rige

Vive en el de enfrente». <<

[169] Derribado este edificio en 1870, se ha dedicado su solar y el jardín contiguo a paseo público y a un magnífico parque delante del palacio de Buenavista, que se ha cerrado con una elegantísima verja de hierro. Dicho palacio de Buenavista se ha duplicado o triplicado con magnífica edificación hasta las calles del Barquillo y del Saúco, y hoy forma, después del Real Palacio, el más grandioso edificio de la corte. <<

[170] Esta bellísima estatua, de quien se dijo muy expresivamente que hablaría si no fuera cartujo, se halla hoy en el Museo de la Real Academia de San Fernando. Y como estamos borrajeando un Paseo anecdótico, no queremos privarnos de estampar un caso (aunque moderno) referente a ella, que acaso logre hacer asomar la risa a los labios del lector.

Era en 1823, al regreso de Fernando VI I de su viaje a Cádiz y la extinción del gobierno constitucional, y celebrábanse estos acontecimientos con grandes iluminaciones y regocijos. En la casa donde estaba la hospedería de los cartujos (número 40 moderno), suprimidos dos veces, una en tiempo de los franceses y otra en el de la Constitución, veíase, en el nicho donde antes la estatua de San Bruno, un trasparente con esta deliciosa décima:

«El prodigio de las artes,

El San Bruno de los Brunos,

El perseguido de tunos,

El que admiró en todas partes;

El que… ¡oh mi Dios! no me apartes

De tenerte devoción;

El que dos veces balcón

Vio este nicho convertido…

¡Gracias a Dios que ha caído

La infame y negra facción!».

MALO.

Este malo (con M grande) era el apellido del autor. <<

[171] Todo esto ha variado completamente de aspecto con los suntuosos barrios levantados en estos solares y los contiguos de las afueras, con los nombres de Recoletos y Salamanca. <<

[172] Hoy se construye en este inmenso solar el palacio destinado a Museos y Bibliotecas. <<

[173] En el otro lado del crucero se ostenta hoy la suntuosa tumba elevada por suscripción nacional al general D. Leopoldo O’Donnell, duque de Tetuan. <<

[174] Lanzada la comunidad en 1870, ha sido destinado el convento a Palacio de Justicia, y derribado todo lo que le rodeaba para hacer una transformación completa en un barrio magnífico. <<

[175] Se han roto las calles, aunque en alguna, como en la del Almirante, no se ha operado como debía, la nivelación del terreno. <<

[176] En esta casa, procedente, como la frontera, de D. Carlos Prevost y Alvarado, y antes de D. Juan Pablo Bonet, habitaba aquel deslumbrado valido cuando el 19 de Marzo de 1808 cayó del poder a impulsos de la insurrección popular; en ella fue donde los amotinados descargaron sus iras, destruyendo y arrojando a la calle los muebles y adornos, con los demás atropellos consiguientes. En la frontera, también de la Condesa de Chinchon, y hoy señalada con el número 6, nació el ilustre general Castaños. <<

[177] Suprimido, y en su lugar se ha construido el teatro de la Alhambra. <<

[178] Ya han desaparecido, y construidose en sus solares un elegante caserío. <<

[179] DON AGUSTÍN MORETO Y CABAÑA, tan célebre en la república literaria como uno de nuestros primeros autores dramáticos, nació en Madrid y fue bautizado en la parroquia de San Gines (a que aun correspondía la calle de San Miguel, antes de erigirse como tal la de San Luis) a 9 de Abril de 1618, según la fe de bautismo que su diligentísimo biógrafo el señor D. Luis Fernández-Guerra ha tenido la gloría de bailar y estampar al frente del tomo de las comedias de aquel insigne ingenio en la Biblioteca de Autores Españoles. Fue hijo de Agustín Moreto y de Violante Cabaña, su mujer, vecinos de esta villa; hizo sus estudios en la Universidad de Alcalá hasta obtener el título de licenciado, dándose a conocer muy luego entre nuestros primeros literatos por la gala y acierto de sus obras, principalmente dramáticas, que desde luego le señalaron uno de los altos puestos en nuestra escena al lado de Calderón, Alarcón y Rojas. Todavía se ignoran muchas particularidades de su vida, ni si efectivamente militó a las órdenes de D. Juan José de Austria, como se presume; ni pueden precisarse las dramáticas aventuras amorosas y cortesanas que se le han supuesto; sólo sí se sabe que, siguiendo las huellas de Lope, Tirso, Calderón, Montalván y Solía, abrazó el estado eclesiástico y fue capellán del cardenal Moscoso, arzobispo de Toledo, retirándose con él a aquella ciudad, donde vivió, en la casa inmediata al Refugio, y donde al fin falleció, en 28 de Octubre de 1669, a los cincuenta y un años de edad. En cuanto a las demás conjeturas que se han venido formando hasta el día sobre la circunstancia de haberse mandado enterrar en el Pradillo, no de los ahorcados, sino del Carmen, de aquella ciudad, y sobre las demás noticias biográficas de este insigne autor, ya las ha ilustrado y combatido con singular acierto su afortunado y erudito biógrafo, el señor Fernández Guerra. <<

[180] Su madre, la ya mencionada Condesa de Jaruco, murió, según mis noticias, en 1810, y he oído decir que, recientemente concluido el cementerio de la puerta de Fuencarral, fue de los primeros cadáveres conducidos a él; pero al día siguiente, ya sea por la repugnancia que excitara esta clase de enterramiento extramuros, nuevo a la sazón en Madrid, o ya por otra razón, fue sustraída, no sabemos tampoco por disposición de quién, y enterrada en el jardín de esta casa, debajo de un árbol frondoso, que todos hemos conocido en el mismo hasta hace pocos años, en que se construyó la «asa nueva en el solar de dicho jardín. Pero se me ha hecho notar que esta señora no murió cu di cha casa y calle, sino cu la del Pez que hoy posee el señor Conde de Cheste, aunque mis noticias proceden de contemporáneos. <<

[181] El día de Pascua, 5 de Mayo de 1650, entró en Madrid D. Antonio Escon, enviado del Parlamento de Inglaterra, y se apeó en esta casa, y al día siguiente fue sorprendido en ella y asesinado a puñaladas por cinco ingleses, llamados Gilen, Holsal, Perchor, Separt y Armes, quienes parece quisieron vengar la muerte de su desgraciado rey Carlos, que parece había votado Escon en el Parlamento. <<

[182] El nombre de esta imagen (que se veneraba en su altar mayor, y hoy se halla en la iglesia del colegio de Loreto) le recibió del pontífice Paulo V, a quien fue presentada, en 1606, por dos hermanos de la Congregación de los Obregones, que yendo en peregrinación a Roma se refugiaron en unas peñas, cerca de Tortosa, huyendo de una furiosa tormenta, y hallando escondida en ella a esta sagrada imagen, la llevaron consigo a Roma, y a su vuelta a Madrid la colocaron en la enfermería de esta casa, y luego en su iglesia, a que dio el título. <<

[183] En la noche del 17 de Abril de 1815 estalló en estas casas un violento incendio, que destruyó todas las de este frente y callejuela, y fueron reedificadas después, aunque con las mismas pobres condiciones. Hoy ha desaparecido toda esta manzana y las calles del Cofre y de la Zarza. <<

[184] A 400 y 500 rs. se ha vendido el pie superficial para las nuevas construcciones con motivo del ensanche. <<

[185] ROGER DE BEAUVOIR, La Porte du Soleil, 4 vol. <<

[186] Para el autor de esta obrita había, sin embargo, en una de ellas un objeto de la mayor simpatía, y es la casa en que nació, a 19 de Julio de 1803. Esta casa, propiedad de sus padres, y después suya, es la señalada con el número 10 antiguo, 6 nuevo, en la calle baja del Olivo. Hoy se ha reconstruido de planta esta casa, incorporándola la del número 8. Seguramente que al lector importará muy poco esta noticia; pero habrá de disimularnos que al pasar por delante de la casa que fue nuestra cuna, nos hayamos detenido un instante a saludarla, <<

[187] Derribado al fin este extendido convento, la Sociedad Peninsular ha alzado en su solar una manzana de elegantes casas, y abierto una calle entre ellas, titulada de Muñoz Torrero. <<

[188] Por entre estas callejuelas ha de cruzar la continuación de la calle de Preciados, que, ensanchada y casi reconstruida del todo desde la Puerta del Sol, ha de continuar recta hasta salir a la Ancha de San Bernardo. <<

[189] En el Apéndice insertamos una relación de esta aventura y proceso, sacada de un manuscrito anónimo de la época. La casa del protonotario Villanueva, contigua al convento y que continuaba con él, existe aún y es la señalada con el número 8 nuevo de la calle de la Madera, propiedad del Sr. Rivadeneyra, y en que estuvo su imprenta hasta hace pocos años. <<

[190] Derribado en 1869 el convento (y no la iglesia) de las Maravillas, y la cerca de la posesión, y el palacio de Monteleón, se formó en su solar una linda plaza-jardín, quedando en su centro el arco de entrada a aquél, a cuyo pie se inmortalizaron Daoiz y Veíanle el día 2 de Mayo, el cual, cercado de una verja, aparece aislado en medio del jardín, y más allá, al extremo del solar de Monteleon, en la parte alta, descollaba el grupo de mármol de los dos héroes, obra del célebre escultor Sola, que hoy se ha trasladado impropiamente delante de la fachada del Museo. <<

[191] Efectivamente en este solar se levantó la hoguera en el famoso auto de fe de 30 de Agosto de 1080, cuya relación, formada por el maestro de la villa José del Olmo, que dirigió la función, dice terminantemente que «dicho quemadero estaba saliendo de la puerta de Santo Domingo, como unos 200 pasos a la izquierda». Todo lo que se habló en las Cortes en 1870 con motivo del desmonte del sitio frontero e invención en él de huesos calcinados y trenzas incombustibles, cae por su base diciendo que no era éste el sitio de las ejecuciones, sino el que tenía enfrente, ala izquierda de la puerta, que es el que fue antes conocido por la Cruz del Quemadero, y que está señalado con ella en el plano de 1656. <<

[192] Hoy es hospital, y se ha roto para la comunicación con el magnífico barrio de Argüelles, formado en la Montaña del Príncipe Pío, y el frontero, titulado de Pozas. <<

[193] Este magnífico cuartel sufrió un incendio total hace pocos años, del que aun no ha sido repuesto. <<

[194] Ya se ha construido una hermosa serie de edificios, aislados, verdaderos palacios con jardines, y al extremo se levanta la elegante iglesia y hospital del Buen Suceso, que reemplazó a la destruida en la Puerta del Sol, y el inmenso cuartel de Infantería, que por su extensión y suntuosidad es, sin duda, el primero de España, formando el conjunto de todo esto el extenso y aristocrático barrio de Argüelles. <<

[195] En el número 20 antiguo, 29 moderno, de esta calle nació D. Nicolás Fernández de Moratín, padre del inmortal D. Leandro, y apreciable poeta él mismo, entusiasta por las glorias matritenses. <<

[196] Esta casa-palacio ha sido derribada, no sabemos con qué objeto. <<

[197] Véanse, entre otros, las preciosas Relaciones de Luis Cabrera de Córdoba, impresas de urden del Gobierno en 1857. <<

[198] Un caballero francés que vino a España en 1659 con el mariscal de Grammont, enviado por la Corte de París para solicitar la mano de la infanta doña María Teresa, hija de Felipe IV, para Luis XIV. en su Relación de viaje, publicada en París en 1665, hace una curiosa descripción de cierta representación a que asistió con la Corte en el teatro del Buen Retiro, sumamente interesante por la etiqueta y ceremonias que describe. <<

[199] Cedido por la reina Isabel II, en 1865, gran parte de este Real Sitio, formóse un plano desatinado para vender el solar que resultó, con objeto de construcción de casas; a este efecto se devastó una gran parte del arbolado, se derribó la Casa antigua de Fieras, y se proyectó lo mismo con todos los edificios de la entrada (incluso el histórico salón de Cortes, en que hoy está el Museo de Artillería). Llegando después la revolución de 1808, y cedido este Sitio Real al Ayuntamiento de Madrid, éste emprendió obras costosísimas para nivelar el terreno; derribó luego la plaza de entrada, la iglesia, la administración y otros edificios, borró las cercas de los sitios reservados antes al Monarca, y la general del Sitio, para formar la gran plaza que circunda la Puerta de Alcalá; a lirio nuevos caminos al estanque grande, ensanchó el Jardín Zoológico y Casa de Fieras, etc., abriendo a su extremidad el paseo de coches, lago de patinar, la estufa, fuentes y otras muchas mejoras, que hacen hoy del Parque de Madrid y sus jardines contiguos el más privilegiado sitio de esparcimiento y de recreo. <<

[200] Entre las infinitas y festivas sátiras que el humilde Manzanares y su suntuosa puente inspiraron en todos tiempos a las musas matritenses, no podemos resistir a la tentación de transcribir aquí un precioso romance del célebre poeta dramático maestro Tirso de Molina, tanto por su gracia y donosura, como por ser muy poco conocido, como inserto que está en su rarísima obra titulada Los Cigarrales de Toledo. Dice así:

ROMANCE DEL MAESTRO TIRSO DE MOLINA

A las niñas de Alcorcon

Las cantaba Paracuellos,

Mientras se juntan al valle

Debajo el olmo, estos versos:

—Fuérame yo por la puente,

Que lo es sin encantamento,

En Diciembre, de Madrid,

Y en Agosto, de Rioseco.

La que haciéndose ojos toda

Por ver su amante pigmeo,

Se queja del porque, ingrato,

Le da con arena en ellos.

La que la vez que se asoma

A mirar su rostro bello,

Es, a fuer de dama pobre,

En solo un casco de espejo.

La pretina de jubón

Que, estando de ojetes lleno,

Cual pícaro, no trae más

Que una cinta en los gregüescos.

Por esta puente de anillo

Pasé un disanto en efecto,

Aunque pudiera a pié enjuto

Vadear su mar bermejo.

Reíme de ver su rio,

Y sobre los antepechos

De su puente titular

No sé si le dije aquesto:

— No os corráis, el Manzanares;

Mas ¿cómo podéis correros,

Si llegáis tan despeado

Y de gota andáis enfermo?

Según arenas criáis,

Y estáis ya caduco y viejo,

Moriréis de mal de orina,

Como no os remedie el cielo.

Y en fe de aquesta verdad,

Azadones veraniegos,

Abriendo en vos sepulturas,

Pronostican vuestro entierro.

Postulando vais vuestra agua,

Y por esta causa creo

Que con Jarama intentó

Filipo daros comento.

No lo ejecutó por ser

En daño de tantos pueblos;

Mas como os vio tan quebrado,

De piedra os puso el braguero.

Título de venerable

Merecéis, aunque pequeño,

Pues no es bien, viéndoos tan calvo.

Que os perdamos el respeto.

Como Alcalá y Salamanca

Tenéis, y no sois colegio,

Vacaciones en verano,

Y curso sólo en invierno.

Mas como estudiante flojo,

Por andaros en floreos,

Del sotillo mil corrales

Afrentan vuestros cuadernos.

Pero dejando las burlas,

Hablemos un rato en seso,

Si no es ya que os tienen loco

Sequedades del cerebro.

¿Cómo, decid, Manzanares,

Tan poco medrado os vemos,

Pretendiente en esta corte,

Y en palacio lisonjero?

Un siglo y más ha que andáis

Hipócrita y macilento,

Saliendo al paso a les reyes

Que tienen gusto de veros.

Alegar podéis servicios;

Díganlo los que habéis hecho

En esa Casa de Campo,

Sus laberintos y enredos.

Su Troya burlesca os llama

Hombre sutil y de ingenio,

Sin que su artificio envidie

Los del Tajo y su Juanelo.

En azafates de Mayo

Presentáis a vuestro dueño

Flores pancayas, que en frutas

Convierte después el tiempo.

¿Qué es la causa, pues, mi rio,

Que tantos años sirviendo,

No os den siquiera un estado

Que os pague en agua alimentos?

Filipo os quiso hacer grande

Después de haberos cubierto

Delante de él con la puente,

Y él mismo os puso el sombrero.

Pedidle al Cuarto mercedes,

Que otros han servido menos

Y gozan ya más estados

Que cuatro pozos manchegos.

«No soy, diréis, ambicioso»,

Mas, a fe, aunque os lo confieso,

Que andáis siempre murmurando,

Por más que os llamen risueño.

Animo, cobarde rio,

Quebrantad vuestro destierro;

Y pues rondáis a palacio,

Entraos una noche dentro.

Fuentes tenéis que imitar.

Que han ganado con su3 cuerpos,

Como damas cortesanas,

Sitios en Madrid soberbios.

Adornadas de oro y piedras

Visitan plazas y templos,

Y ya son dos escribanas;

Que aquí hasta el agua anda en pleitos.

No sé yo por qué se entonan,

Que no ha mucho que se vieron

Por las calles de Madrid

A la vergüenza en jumentos.—

Más dijela, á no llegar

Con dos cargas de pucheros

Bertol, y ansi por los propios

Dejo cuidados ajenos. <<

[201] Donde ahora la actual. <<

[202] Junto al puente de Segovia. <<

[203] Camino de Carabanchel. <<

[204] Donde ahora la nueva. <<

[205] Esta es también moderna, de principios del siglo pasado. <<

[206] De todas estas posesiones antiguas apenas se conserva edificio alguno, y sí sólo los huertos, aunque con distintos dueños y denominaciones. Acaso sea la única excepción la última que citamos y que aun existe hoy con el título de Casa Puerta, situada a la bajada de Atocha, frente al Canal. Esta casa existía ya en el siglo XVII, y consta que en 1668 fue cedida a D. Pablo Spinola Doria, marqués de los Balbases y de Leganés, duque de Sexto, opulento y nombrado cortesano de la época; quien la reparó y decoró espléndidamente con suntuosas pinturas al fresco en los lienzos de sus salones; de las que aun se conserva gran parte, especialmente la del salón principal, que es muy curiosa, y representa la apoteosis de la Monarquía española. Vense en ella los diversos planos de todos sus dominios en aquella época, y coronados por una serie de retratos que representan a los reyes Carlos II y su esposa, y los más insignes hijos de España en santidad, armas o ciencias, a saber: los santos Domingo de Guzmán, Teresa de Jesús, Ignacio de Loyola y Pedro de Alcántara; los gobernadores cardenal Jiménez de Cisneros y Gil de Albornoz; los jurisconsultos El Tostado y Cobarrubias; los generales Duque de Alba y Gran Capitán; los escritores sagrados Luis de Granada y Eusebio Nieremberg, y los profanos Lope de Vega y Góngora. Estos retratos están muy bien ejecutados y conservados, o por lo menos lo estaban hace muy pocos años. <<

[207] Este planito, el primero acaso, o más antiguo de la villa de Madrid, consta de dos pliegos de marca, y viene a ser como la décima parte del grande de 1650. No tiene escala, y en el tarjetón en blanco que hay a su pie nada se dice de cuándo ni por quién fue hecho. Su mérito artístico es escaso; su exactitud geométrica, ninguna; pero aunque malamente delineado, presenta también, como el grande, aunque en menor escala y no con tanta escrupulosidad, los frentes de los edificios en perspectiva caballera, y da bastante razón de su forma y situación topográfica. Parece, sin embargo, haber sido hecho muy a la ligera y fuera de España, para algún atlas u obra geográfica, pues los nombres de las calles casi todos están mal escritos, como San Yan, por San Juan; Placa de Herrado, por Plaza de Herradores; Carnescia, por Carnecería; el Conde Varasas, por Barajas; calle de los Prescados, por de los Preciados; Capusynas, por Capuchinas; Cannos, por Caños, calle Mayoer, por calle Mayor, etc.; lo que demuestra que pudo ser grabado en el extranjero, por ejemplo, en Flandes o en Portugal. Encima de él se lee este rótulo: LA VILLA DE MADRID, CORTE DE LOS REYES CATÓLICOS de España; y a su ángulo derecho hay un genio o fama trompetera, sosteniendo una corona imperial, de la que pende un grupo de otras siete, y en la otra mano, unos banderines con esta leyenda: Hic situs gloria mundi non suficit una. En el ángulo izquierdo están las armas de Madrid, el oso y el madroño. Este plano, procedente de la colección que formó D. Valentín Carderera, obra hoy en la Biblioteca Nacional. <<

[208] En vista de este plano y de las expresas noticias que se leen en las Relaciones de Luis Cabrera de Córdoba, no tengo inconveniente en rectificar mi equivocación al suponer, como lo hice, que este palacio fuese construido por el Duque de Lerma, siendo marqués de Denia y en los primeros años del reinado de Felipe III. Lo fue, sí, pero mucho después, y sucesivamente, desde 1606 hasta 1616, o más allá, durante todo el período de su grande privanza. En la página 166 de dichas Relaciones, con fecha de Valladolid de 25 de Enero de 1603, se lee: «Andan diversas opiniones aquí sobre la vuelta de la córte á Madrid, las cuales se han fundado en haberse quejado el Duque de Lerma de que le iba mal de salud, después que estaba en esta ciudad, y tambien de que en Madrid trae grande obra en una huerta que hace cerca del Prado de San Jerónimo, habiendo acrecentando la que allí tenía, que dicen será mucho de ver, así la obra de ella como su grandeza y curiosidad con que la hace»; y más adelante, con fecha 17 de Mayo del mismo año, dice que en una de las frecuentes excursiones que hicieron los reyes a Madrid, en los cinco años que permaneció la corte en Valladolid, «pasaron á el monasterio de las Descalzas para ir á visitar á la Infanta, su tia, y salieron á merendar en la huerta del Duque de Lerma, que hace en el Prado de San Jerónimo, y que el Duque habia dejado comprada la huerta que estaba arrimada ala suya, y la casa que está delante, que fué del prior D. Hernando de Toledo, y agora tenía Pedro Alvarez Pereyra, para juntarla con las dichas huertas, incorporando á ella la calle que las dividia (debe ser la de Francos), de que le hizo gracia la villa, y dejó hecha una traza de todo, lo que dicen costará 150.000 ducados la obra». En el mismo año 1603, en otro viaje que hicieron SS. MM., a fines de Octubre, a Madrid, fueron a parar a la casa que el Duque de Lerma tiene en su huerta, en lo que estaba edificado de las casas antiguas, que fueron del prior Hernando y de Álvarez Pereyra, y se añade que allende de lo fabricado, el Duque va añadiendo para hacer allí un gran palacio, que acompañado con el jardín y huerta, será gran cosa; al día siguiente de su entrada se hizo una encamisada por el Príncipe de Marruecos, marqués de Almenara, y otros caballeros de Madrid, para obsequiar a SS. MM., delante de la casa del Duque; y al otro les corrieron también toros allí, y celebraron un combate de un tigre con un toro. Después de algunos días partió el Rey para Valencia, dejando a la Reina e Infanta en el monasterio de las Descalzas y su casa contigua (hoy del Monte de Piedad). En 20 de Mayo de 1606 regresó definitivamente Felipe III y su corte a Madrid, y desde entonces el Duque de Lerma, en el apogeo de su valimiento, fue cuando fue extendiendo la construcción de su palacio, en que solía aposentar y dar suntuosas fiestas a los reyes, mandó hacer también una plaza o coso para lidiar toros, y fundó primero, en 1606, el convento de trinitarios de Jesús, y en 1609, el de capuchinos; con fecha 2 de Julio de 1611, se lee en dichas Relaciones: «Al otro dia (11 de Junio) se pasaron Sus Majestades á la huerta del Duque de Lerma, y estuvieron ocho dias, y á los diez y seis del mismo se les corrieron toros y jugaron cañas, con capas y gorras, delante de la huerta, hacia el Prado, donde se hicieron los tablados y barreras, tomando el pilón del agua que allí está. Los toros fueron razonables: mataron cinco ó seis hombres, hirieron muchos. Sucedió que en la primera carrera de la entrada del juego de cañas se rompió el freno del caballo del Corregidor, y tuvo la advertencia de arrimarse á la lanza al tiempo de caer, y fué de menos peligro; y á don Pedro de Zúñiga dieron un golpe en la cabeza con una caña, que le descalabró, y hubo de estar en la cama sangrado; y á D. Juan Vicente le hirieron con otra en las nances, que le sacó mucha sangre; y porque los reyes estaban muy estrechos de aposento, y de cada dia hacian llevar y traer algunas de las damas, se volvieron al otro dia á palacio; con lo cual, el Duque ha dado orden de acrecentar la casa de aposentos para cuando SS. MM. se quisieren ir á recoger á ella». De aquí data, sin duda, la continuación de la obra del palacio, o la incorporación en uno de los diversos edificios que había o lo largo de la huerta. <<

[209] De esta gratuita denominación de dragón, dada ala culebra por el Maestro Hoyos, parte, a mi ver, el origen del fantástico dragón alado, que mucho tiempo después apareció en las armas de la villa, y estaba pintado en el techo de una de las salas del Ayuntamiento, y aun hoy ha vuelto a reproducirse en su escudo. El mismo Hoyos no estampa tal dragón, y sí la culebra, como veremos luego. <<

[210] Nobleza madrileña. El licenciado Jerónimo Quintana consagró una buena parte de su voluminosa obra titulada Grandezas de Madrid a reseñar la historia de las familias de la nobleza propia de esta villa, anteriores al establecimiento de la corte en ella, y en sendos capítulos biográficos, dedicados a cada uno de los sesenta y cuatro mayorazgos que dice el maestro Hoyos, los señala e historia por el orden siguiente:

Alarcón, Alcalá, Alcocer, Arias Dávila, Ayala, Barreda, Barrionuevo, Bibero, Bozmediano, Cabrera, Cáceres, Canal, Castilla, Castillo, Clavijo, Coalla, Coello, Córdoba, Cuero, Eraso, Fernández, Francos, Gato, Guevara, Guillén, Gudiel, Heredia, Herrera, Hoz, Hurtado, Lago, Lodeña, Losada, Luján, Luzón, Madrid, Manzanedo, Mármol, Méndez, Mendoza, Montes, Monzón, Ocaña, Olivares, Peralta, Prado, Ramírez, Ribadeneyra, Ribera, Salcedo, Solís, Toledo, Torre, Urbina, Valera, Vallejo, Vargas, Vera, Villafuerte, Vitoria, Xibaja, Zapata, Zárate, Zisneros.

En el curso de nuestros paseos hemos indicado dónde estaban situadas las casas solariegas de estos antiguos mayorazgos de la villa, así como también los ilustres personajes que llevaron y enaltecieron el lustre de aquellos antiguos apellidos. Muchos de ellos, entroncados luego con los insignes y esclarecidos de los Mendozas, Pimenteles, Sandovales, Girones, Silvas, Guzmanes, Borjas, Toledos, La Cerda, Pachecos, Osorios, Bazanes, Cortés, Colón, Aragón, Córdoba, Lima y Portocarrero, que llevaban los primeros magnates del reino, y vinieron a fijarse en Madrid cuando la curte, constituyeron de consuno la grandeza de España, y enlazaron unos y otros blasones heráldicos en los escudos y títulos de los duques del Infantado, de Alba, de Feria, de Osuna, de Medinaceli, de Híjar, de Lerma, de Villahermosa, de Uceda, de Béjar, de Veragua y de Pastrana; de los condes de Oñate, de Paredes, de Altamira, de Castroponce y de Santistéban; de los marqueses de Villafranca, de Denia, de Leganés, del Carpio, de Alcañices, del Valle y de la Laguna, y otros muchos que han dado a Madrid una larga serie de hijos ilustres y de personajes célebres a la historia nacional. <<

[211] HIJOS ILUSTRES DE MADRID. A estos célebres madrileños que a mediados del siglo XVI señala el maestro Hoyos añadieron otros muchos los historiadores Dávila y Quintana, que escribieron bien entrado ya el siguiente; consignando una larga serie de santos, mártires, prelados y personajes políticos y militares, y escritores distinguidos en todos los ramos del saber. Sólo en la literatura y ciencias inserta Montalván, al fin de su libro Para todos, un largo catálogo, que comprende 301 genios naturales de esta villa. Por último, a fines del siglo pasado publicó el erudito y diligente escritor D. José Álvarez Baena su conocida obra el título de Hijos ilustres de Madrid, que en cuatro voluminosos comprende nada menos que mil seiscientos cuarenta y tres, cuyas biografías hace con mucho esmero y diligencia: bien que su excesivo celo por las glorias de su pueblo natal le hace incurrir en la debilidad de dar cabida en aquel precioso catálogo a muchas medianías o nombres insignificantes, que no debieran alternar con los verdaderamente ilustres qué ennoblecen tan espléndido repertorio. Pero, aun reducido éste por una sana crítica a la cuarta parte, todavía puede ostentar Madrid una gloriosa ejecutoria tachonada de nombres de venerados santos, pontífices y prelados, de reyes y príncipes esclarecidos, de históricos personajes políticos y militares, y de los más altos ingenios y eminentes artistas.

Los nombres sólo de San Isidro, San Melquíades, San Dámaso (aunque éstos muy dudosos) y la beata Mariana, de Jesús, entre los primeros; los del gran Carlos III, Fernando VI, Felipe III, doña Juana, doña María y D. Juan José de Austria, entre los príncipes; los de Gracián y Francisco Ramírez, D. Rodrigo Zapata de León, D. Alonso Contreras y otros bizarros capitanes; los de Antonio Pérez y su heroica esposa doña Juana Coello Bozmediano, Rui González Clavijo, D. Francisco de Vargas y su hijo el obispo D. Gutierre, el cardenal Zapata, Gregorio López Madera, don García de Barrionuevo, el Gran Duque Osuna, el Príncipe de Esquilache, el Marqués del Carpio, D. Juan de Chumacero y Carrillo, D. Iñigo de Cárdenas, D. José de Grimaldo y el Marqués de Mejorada, y otros insignes personajes políticos y eclesiásticos; cardenales, virreyes, ministros, embajadores y diplomáticos célebres en la historia. Los de los inmortales ingenios, honra de nuestra literatura, Lope de Vega, Quevedo, Calderón, Tirso de Molina, Moreto, Ercilla, Esquilache, Hernando de Acuña, Montalván, Solís, Salas Barbadillo, Hoz y Mota, Villaizan, Zamora y Cañizares; los de los historiadores, teólogos y literatos, Caramuel, Nieremberg, Paracicino, Tamayo de Vargas, Jusepe de Salas, Nicolás Gallo, Fernández de Oviedo, Jerónimo de Quintana y Núñez de Castro; los de los apreciables poetas y escritores Agustín de Rojas, Bernaldo Pérez de Vargas, Francisco Santos, D. Martín Martínez, José López de Castro y D. Ramón de la Cruz; los de los insignes artistas Juan Bautista de Toledo, Juan Pantoja de la Cruz, Claudio Coello, Eugenio Cajés, Francisco Ricci, Juan del Mazo Martínez, Alonso del Arco, Bartolomé Román, Fray Lorenzo de San Nicolás, D. Teodoro Ardemans, Juan de Torija, D. Tomás López y don Juan de Villanueva; estos solos u otros igualmente ilustres debían figurar en una Biografía madrileña, discretamente escogida, descartando de ella las muchas medianías o insignificantes existencias que están barajados con ellos en la del buen Álvarez Baena, y que no hacen más que rebajar el valor e importancia de su obra. En el ingreso de nuestros paseos hemos consignado algunas noticias de la mayor parte de estos insignes madrileños, ya con motivo de señalar las casasen que habitaron, ya el sitio en que fueron sepultados.

A aquel heroico catálogo, en fin, de personajes, de ingenios eminentes nacidos en esta villa hasta fines del siglo pasado, hay que añadir no pocos (y ya lo hicimos de muchos en nuestro Manual de Madrid) que han continuado las glorias de nuestro suelo, pudiendo citar, entre otros de los ya fallecidos, a los ilustres generales Castaños y Torrijos, a los célebres escritores y poetas D. Nicolás y don Leandro Fernández de Moratín, D. Nicasio Álvarez de Cienfuegos, D. Juan Bautista Arriaza, D. José Gómez Hermosilla, don Vicente González Arnao, don Mariano Larra, el Duque de Frías y D. Manuel José Quintana, Escosura, Hartzenbusch, los pintores Alenza, Rosales y otros, que aun por fortuna viven y dan lustre a su patria en los consejos de la Corona, en los campos de batalla, en la tribuna, en el púlpito, en el foro, en el teatro y en el silencio de su estudio. <<

[212] Estas armas y emblema de Madrid, y la culebra de Puerta Cerrada, que van más adelante, están calcadas de las que inserta Hoyos y son facsímiles de ellas. <<

[213] Es la misma plaza grande que luego se hizo de fábrica y se tituló de la Pelota, única que, hasta hace pocos años, quedó en pie de todas las construcciones del palacio del Retiro; y para formarla y allanar el paso, dice Pinelo que hubo que quitar un monte que allí había desde que Dios crió el mundo, con más de 100.000 ducados de costa, que pagó la villa de Madrid. <<

[214] Este «le Monterrey estaba donde ahora San Fermín, y confinaban con él los del Duque de Maqueda (después de Villahermosa) y Méndez Carrión (hoy de Alcañices), con que los tres juntos ocupaban todo el espacio que media entre la Carrera de San Jerónimo y calle de Alcalá, o sea la extensión del salón del Prado. <<

[215] Entiendo que esta comedia puede ser la misma que se publicó en las obras de Don Antonio Mendoza con el título de Empeños del mentir. <<

[216] Esta casa es hoy la señalada con el número 8 nuevo de la calle de la Madera, propiedad del señor Rivadeneyra, en la que estuvo hasta hace pocos años su magnífico establecimiento tipográfico. <<

[217] Fue preso en 30 de Agosto de 1644 y llevado a la Inquisición de Toledo, D. Jerónimo. <<

[218] Entonces se enviaban las causas originales, sin quedar copia, y después de este suceso se quedan traslados en España. <<

[219] Son dos reales de a ocho. <<

[220] Este corregidor Herrera publicó un bando en Madrid para el primer alumbrado de las talles y plazas por la noche. Don Juan de Austria, hermano de Carlos II, mandaba en 1668, y quiso hacer lo mismo que Luis XIV hizo en París por aquel tiempo. Fue a costa de los vecinos y así duró poco. Don Juan de Austria, que murió en 1679, no tuvo tiempo para acabar de establecer el proyecto, que, por otra parte, fue bien murmurado y muy mal recibido del vecindario pobre de Madrid. <<

[221] El Marqués del Rafal fue el primero en quien se reunieron las tres judicaturas que han gozado y gozan hoy sus sucesores. Esto es: la de corregidor de Madrid, superintendente general de sisas reales y municipales, y juez protector y privativo de todos los teatros, cómicos y representantes de España. Antes estuvieron repartidas en tres ministros diferentes. Esta reunión provino de la novedad que se hizo en Madrid para establecer el gobierno del teniente general Conde de Maceda. <<

[222] Este respetable patricio mereció ser aclamado por corregidor, alcalde o régulo madrileño en tres ocasiones solemnes: a la primera y segunda salida de los franceses, en 1812 y 1813, y en 1820, al restablecimiento de la Constitución. En todas ellas prestó gran servicio al vecindario, y en 1823 fue también jefe político de Madrid. <<

[223] Con este nombre era conocido entre los Arcarles de Roma D. Nicolás Moratín, así como su célebre hijo D. Leandro con el de Inarco Celenio. <<

[224] El rey D. Juan el Primero cedió esta villa al rey don León de Armenia, año de 133. <<

[225] Ciudades de Fenicia, famosa por la púrpura, dibapha, restaurada este año en España a costa de las investigaciones y desvelo de nuestro socio el señor D. Juan Pablo Cañáis, según consta de las memorias que ha publicado, como Director general de tintes del Reino. <<

[226] Barrio de Lavapiés. <<

[227] Junto a las monjas trinitarias. <<

[228] Calle de Rodas. <<

[229] Fuente del Ave María. <<

[230] Nueva fábrica de salitre. <<

[231] Allí estuvo el Alamin o tribunal de los moros. <<

[232] San Isidro. <<

[233] Junto a San Francisco. <<

[234] Entre San Sebastián y Santa Cruz. <<

[235] Hoy parroquia de San Pedro. <<

[236] Sólo se conserva en la Latina una escalera y la puerta de este arquitecto moro. <<

[237] Hubo allí sobre un cerrillo una cruz, que dio nombre al corral o teatro. <<

[238] Hubo allí ermita del Angel de la Guarda. <<

[239] Fuente del Cura. <<

[240] Calle de Aunque os pese, por las disputas que hubo sobre vender el terreno. <<

[241] Casa de las Conchas, que fue hospital de peregrinos. <<

[242] La calle del Arenal se terraplenó con lo que desmontaron de la de Jácome Trezzo y otras. <<

[243] En la calle de Toledo, <<

[244] Calles de la Puebla. <<

[245] Alta y baja de San Miguel. <<

[246] Donde hoy vive el Marqués de Tolosa, plazuela de Rebeque y parroquia de San Nicolás. <<

[247] Hay allí profundas minas y escapes. <<

[248] Distintivo de casa Real. <<

[249] Moslema, natural de Madrid en tiempo de moros. Bibliot. Arab. Hisp. <<

[250] Don Juan el II, como lo dice Juan de Mena. <<

[251] La torre de Hércules, que luego se llamó de Carlos Quinto, es la del Parque en Palacio. <<

[252] Armas antiguas de Madrid. <<

[253] Debajo de donde hoy es casa de los Consejos. <<

[254] Calle de Segovia y casas de Moneda. <<

[255] Puerta de Balnadú a la calle del Tesoro. <<

[256] Obras suntuosas del Rey nuestro señor. <<

[257] A la calle de los Tintes. <<

[258] Speculum, hoy del Espejo. <<

[259] De orden del excelentísimo señor D. Manuel Ventura Figueroa, gobernador del Consejo. <<

[260] En el convento Real de Santo Domingo. <<

[261] Constelaciones celestes. <<

[262] Barrios de Madrid. <<

[263] Fue de Vicálvaro. <<

[264] Red de San Luis. <<

[265] Calle de Alcalá; antiguamente olivares. <<

[266] Aquí ruaban en tiempo de Enrique IV, como ahora en el Prado. <<

[267] El convento de San Jerónimo, que Fernando el Católico trasladó a donde hoy está. <<

[268] Calles de estos nombres. <<

[269] Hacia la calle de las Huertas. <<

[270] Calles de estos nombres. <<

[271] San Miguel de los Octoes, u ocho hermanos. <<

[272] Plazuela de la Leña y calle de Carretas. <<

[273] Los fabricantes de broqueles vivían en la calle de las Carretas, aun en tiempo de Carlos II. <<

[274] El Real Hospicio. <<

[275] Fiscal del Consejo. <<

[276] Paño refino de Meléndez, insigne fabricante antiguo de Segovia. <<

[277] La flota esperaba hasta que Segovia enviaba sus paños. <<

[278] Fuente Locaya, en la Alcarria, junto a Pastrana. <<

[279] Arlas, riachuelo que entra en el Tajo. <<

[280] Caudillo de Madrid en tiempo de moros. <<

[281] En la calle Mayor, en el portal de San Isidro, por haber hecho el Santo allí un pozo. <<

[282] Alfonso VI ganó a Madrid por la puerta de Guadalajara, año de 1083. <<

[283] El Cid fue su primer alcaide. <<

[284] En la Lonja de San Salvador se celebraron Cortes. <<

[285] En la casa de los Lujanes, donde estuvo Francisco I. <<

[286] Casas de Ayuntamiento de la villa. <<

[287] Por fundarse sobre pedernal. <<

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El antiguo Madrid, 1861 by Ramón de Mesonero Romanos is licensed under a Creative Commons Attribution-NonCommercial 4.0 International License, except where otherwise noted.

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