Los orígenes heroicos y el verso de romance.

La forma métrica del Romancero es una tirada de versos de dieciséis sílabas con asonancia monorrima; es, en sustancia, la misma versificación de las gestas medievales. Por el contrario, las baladas y las viser no tienen el mismo verso de los viejos poemas germánicos; tienen una versificación estrófica, con estrofas por lo común, de dos o cuatro versos. Verdad es que las canciones épico-líricas francesas, provenzales o piamontesas, emplean bastante la tirada monorrima, análoga a la de las gestas; pero usan mucho más los dísticos, los tercetos y otras varias estrofas. Esta mezcla de los dos sistemas es lo más natural: la canción puramente lírica necesita un metro dividido en estrofas, pues éstas regularizan las reiteraciones, tan propias de la poesía lírica como de las cadencias del baile, acompañamiento primitivo de la canción; por su parte, la poesía épica pide una serie ininterrumpida de versos, forma adecuada para seguir una larga narración, sin divisiones periódicas internas que la embaracen.

Ahora bien: el Romancero, al usar exclusivamente, o poco menos, la versificación épica, revela una vez más las condiciones especiales de sus orígenes, más ilustres que los de la canción épico-lírica de los otros pueblos.

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