La amiga de Bernal Francés

—Sola me estoy en mi cama
namorando mi cojín;
¿quién será ese caballero
que a mi puerta dice «Abrid»?
—Soy Bernal Francés, señora,
el que te suele servir
de noche para la cama,
de día para el jardín.

Alzó sábanas de holanda,
cubrióse de un mantellín;
tomó candil de oro en mano
y la puerta bajó a abrir.
Al entreabrir de la puerta,
él dio un soplo en el candil.
—¡Válgame Nuestra Señora,
válgame el señor San Gil!
Quien apagó mi candela
puede apagar mi vivir.
—No te espantes, Catalina,
ni me quieras descubrir,
que a un hombre he muerto en la calle,
la justicia va tras mí.

Le ha cogido de la mano
y le ha entrado al camarín;
sentóle en silla de plata
con respaldo de marfil;
bañóle todo su cuerpo
con agua de toronjil;
hízole cama de rosa,
cabecera de alhelí.
—¿Qué tienes, Bernal Francés,
que estás triste a par de mí?
¿Tienes miedo a la justicia?
No entrará aquí el alguacil.
¿Tienes miedo a mis criados?
Están al mejor dormir.
—No temo yo a la justicia,
que la busco para mí,
ni menos temo criados
que duermen su buen dormir.
—¿Qué tienes, Bernal Francés?
¡No solías ser así!
Otro amor dejaste en Francia
o te han dicho mal de mí.
—No dejo amores en Francia
que otro amor nunca serví.
—Si temes a mi marido,
muy lejos está de aquí.
—Lo muy lejos se hace cerca
para quien quiere venir,
y tu marido, señora,
lo tienes a par de ti.
Por regalo de mi vuelta
te he de dar rico vestir,
vestido de fina grana
torrado de carmesí,
y gargantilla encarnada
como en damas nunca vi;
gargantilla de mi espada,
que tu cuello va a ceñir.
Nuevas irán al francés
que arrastre luto por ti.

Este romance, tan romántico, tan trágico, desconocido de las colecciones viejas y casi también de las modernas castellanas, se canta hoy desde Andalucía a Santander lo mismo que entre los judíos de Oriente, y en Chile y en Méjico. Es uno de los más antiguos. Lope de Vega y Góngora lo tenían por muy sabido: recordaré sólo la composición burlesca del último que empieza:

¿Quién es este caballero
que a mí puerta dijo: «Abrid»?
—Caballero soy, señora,
caballero de Moclín.

Respecto a la antigüedad del mismo, hallo en Alonso de Palencia y en los cronistas de los Reyes Católicos que Bernal francés es un personaje histórico, capitán de la guerra de Granada, tan valiente en armas como odioso a sus soldados a causa de la avaricia que para con ellos mostraba.

La aventura de la amante de este famoso caballero es tema también de la canción popular de otros países románicos. No sólo en Portugal y Cataluña, sino en Francia y el Piamonte, nuestra canción conserva el metro octosílabo y el asonante propios del romance español,

—Chi tambüssa a la mia porta,
ch’a l’è l’ura dël bun dürmi?
—Sun el fiöl del re Inardi:
o bela, venì-me a dürbi.

Además, el nombre del capitán de Granada se conserva: Bernal Francez en Portugal, Francisco en Cataluña y Re Inardino (Bernardiño) en Piamonte. El origen castellano resulta así evidente, mas por desconocer el fundamento histórico y la extensión geográfica de esta canción. Carolina Michaelis la creía de origen portugués: Nigra no vacila en suponer que había existido un original primitivo provenzal, y Puymaigre, a pesar de reconocer las extrañas analogías métricas de la canción francesa con los romances españoles en general no piensa por un momento en un origen español. En otra ocasión espero mostrar varios casos de influencia de los romances en la canción popular de diversos países europeos.

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