MORIANA CAUTIVA

Moriana en un castillo
con ese moro Galván
jugando estaba a las tablas
por mayor placer tomar.
Cada vez que el moro pierde
bien perdía una ciudad;
cuando Moriana pierde
la mano le da a besar;
del placer que el moro toma,
adormecido se ha.

Tendió la vista Moriana,
caballero vio asomar;
llorando viene y gimiendo
palabras de gran pesar:
—¡Arriba, canes, arriba,
que mala rabia os mate!;
en jueves matáis el puerco
y en viernes coméis la carne.
¡Ay, que hoy hace los siete años
que ando por aquestos valles,
trayendo los pies descalzos,
las uñas corriendo sangre,
buscando triste a Moriana,
la hija del emperante!,
cautiváranla los moros
la mañana de San Juan,
cogiendo rosas y flores
en las huertas de su padre.

Bien le conoce Moriana,
con alegría y pesar;
lágrimas de los sus ojos
en la faz del moro dan.

Con pavor recordó el moro
y comenzara de hablar:
—¿Qué es esto, la mi señora?
¿Quién vos ha hecho pesar?
Si os enojaron mis moros,
luego los haré matar;
o si las vuestras doncellas,
harélas bien castigar;
y si pesar los cristianos,
yo los iré conquistar.

Esta aventura de moros y cristianos es puramente noveslesca. Se conserva completa, cantando el suplicio a que es condenada Moriana por el moro y del cual es librada por su esposo. Se publicó este romance en varios cancioneros del siglo XVI, y aún lo repiten y varían los judíos, tanto de Marruecos como de Grecia.

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